La sola presencia del móvil sobre la mesa nos resta capacidades cognitivas. Porque es falso que nuestro cerebro sea capaz de hacer dos cosas a la vez

Por Guillermo Vega

De «EL PAIS»

 

Te sientas a la mesa, pones tu Iphone bocabajo y te repites mentalmente que te vas a concentrar en la conversación con tu amigo y no lo vas a consultar a no ser que haya algo importante que requiera que lo cojas.

Es probable que el teléfono no suene. Pero, aun así, no dejas de encenderlo y apagarlo para consultar likes, correos electrónicos o whatsapps casi instintivamente en cada silencio, cada pensamiento que pueda provocar ansiedad. El móvil está ahí, a tu lado, y solo su presencia te está restando capacidades cognitivas como la percepción, el razonamiento, la memoria, la atención, o la comprensión y solución de problemas.
Es decir, en realidad no eres tan capaz de atender el móvil mientras estás en una reunión. Ni puedes participar en una conversación y chatear a la vez con ese amante que tienes lejos. O hablar por teléfono y leer un informe. Ni ninguna otra cosa. Así lo asegura un reciente estudio publicado por la Universidad de Chicago. Cuatro científicos (sus nombres son Adrian F. Ward, Kristen Duke, Ayelet Gneezy y Maarten W. Bos) llevaron a cabo dos experimentos que demostraron que la mera presencia de este aparato resta capacidades incluso a aquellas personas que parecen lograr mantener su atención y evitan tocar sus terminales. Este coste cognitivo, evidentemente, es mayor para aquellos que tengan más dependencia de los móviles. El test, eso sí, no ha sido replicado por otros científicos, algo que recomiendan para mayor fiabilidad de los resultados.

Brevemente, el estudio se dividió en dos fases. Se hizo una prueba psicológica de memoria y atención a 500 estudiantes. En el primero, a algunos se les pidió que pusiesen el móvil en silencio y sin vibración. Lo podían tener en la mochila o en el pupitre. A los segundos se les pidió que dejasen sus posesiones (teléfono incluido) fuera de la sala. En el segundo examen, los estudiantes podían tener el teléfono en el mismo sitio que en el primer test, pero a algunos de ellos se les pidió que los apagasen. Los resultados, huelga decir, fueron mejores en aquellos casos en lo que el móvil se quedó fuera de la sala. A los propietarios, el test les pareció más fácil cuando los teléfonos estaban lejos.

“Dado el desajuste crónico que existe entre la abundancia de información medioambiental y nuestra limitada capacidad de procesarla, es importante que las personas sean selectivas a la hora de dedicar los recursos que pueden destinar a prestar atención”, aseguran los científicos en las conclusiones.Uno de estos autores, Adrian Ward, explicó recientemente a The Atlantic que dado que tenemos una atención limitada, algunas de ellas se imponen a otras. Así, solo unas pocas cosas (como el nombre de uno) tienen importancia máxima en cada momento. Los teléfonos también ocupan ese lugar privilegiado. Dado que estos aparatos se han convertido en el producto de consumo más extendido de planeta, es probable que cuando estemos haciendo cosas de menor importancia el teléfono se cuele una y otra vez entremedias.

Es más, esta resta de capacidades cognitivas es igualmente aplicable a otros dispositivos igual de atractivos, como la TV. De hecho, sostiene Daniel Oppenheimer, profesor en la Universidad de California Los Angeles, para lograr mayor retentiva es mejor tomar apuntes a mano, con un bolígrafo, y no hacerlo con un ordenador.

La multitarea no existe

Este estudio, además, desmiente a muchos de los que nos rodean: quizás seas una de esas personas que piensan que están hechas para la multitarea, que creen que pueden con dos (o tres) cosas a la vez. Es falso: eso que los anglosajones llaman multitasking  es, en realidad, una falacia. Que no existe, vamos.

El cerebro lo que comienza a hacer es saltar sin parar de una tarea a otra, como cuando te llaman por teléfono y, a la vez, estás mirando algo en la pantalla del ordenador: a veces estás hablando, y a veces estás atendiendo el cuadro Excel de turno.

Para poder llevar a cabo algo parecido a la multitarea es necesario que se den dos condiciones. Una, que una de ellas esté tan bien aprendida que resulte del todo automática, como caminar o comer. La segunda, que requieran dos tipos de procesamientos cerebrales. Este sería el caso de leer y oír música, aunque la cosa cambia cuando la canción tiene letra, porque eso supone copar el cerebro con dos tareas similares de forma simultánea.

Cambiar de una tarea a otra, además, no es recomendable porque constituye una práctica agotadora para el cerebro, lo que te hace cada vez aún menos productivo. Tanto, que el café no hará efecto a menos que te tomes un descanso cada par de horas.

También está el ejemplo contrario: otro estudio relativamente reciente sostiene que existen personas que rinden mejor cuando tienen la impresión de estar llevando a cabo varias tareas a la vez. «La percepción de la multitarea», afirma, «reduce el aburrimiento y aumenta la interacción con esta tarea».