Dirección: Charles Laughton 

Intérpretes: Robert Mitchum, Shelley Winters, Lillian Gish, James Gleason, Evelyn Varden, Peter Graves, Don Beddoe, Billy Chapin

Guión: James Agee

Duración: 93 min.

Público apropiado: Jóvenes

Género: Terror, Thriller, Drama

Por decine21

LanochedelcazadorCEs la única película dirigida por Charles Laughton. Al actor británico le bastó ponerse una vez tras la cámara para lograr una indiscutible obra maestra. Pero en 1955 el film no fue bien acogido, y sólo el paso de los años le concedió el mencionado estatus. La noche del cazador es un fascinante dibujo de los miedos infantiles. Ensoñación, cuento con ogros y hadas, título terrorífico y fábula moral. El film se basa en el libro de Davis Grubb, convertido en guión por James Agee; aunque según señala Mitchum en sus memorias, Laughton reescribió todo el libreto. Cuenta cómo un ladrón de bancos, padre de familia con dos hijos, los niños John y Pearl, les entrega antes de ir a la cárcel su precioso botín. El progenitor comparte celda con Harry Powell, charlatán que le sonsaca su secreto, aunque no el lugar exacto donde está el dinero. El padre muere, y Powell, bajo la capa de un predicador, se presenta a la viuda con el propósito de seducirla y hacerse con la pasta.

 

Otro director habría servido un thriller quizá entretenido, pero rutinario y previsible. Con Laughton el relato adquiere resonancias insospechadas, casi míticas. Robert Mitchum, el reverendo, parece la maldad encarnada. Sus dedos, con las letras tatuadas que componen las palabras «hate» y «love» (odio y amor), recuerdan la lucha del bien y el mal. Su boca está llena de maldad e hipocresía, retuerce las Escrituras, usándolas a su antojo.

 

Los niños, gracias a su inocencia, auténtico sexto sentido, advierten que Powell no es trigo limpio. Y emprenden una huida fantasmagórica en barca, en una noche de niebla donde la naturaleza parece acechar para cobrarse su presa infantil. El personaje de Mitchum tiene su contrapunto en Rachel Cooper, interpretada por la musa del pionero del cine Griffith, Lillian Gish. Ella, con el aspecto bondadoso de una benéfica hada, protege a los niños y les lee la Biblia (el pasaje de Moisés en su canastilla, que los otros niños piensan es el relato de la llegada de John y Pearl en su barca) antes de acostarse. De algún modo, con ella, los niños han encontrado un hogar, un lugar que pueden llamar «su casa».