No por largamente instalada, la costumbre de comenzar el prime time de las cadenas generalistas a horas intempestivas me sigue pareciendo un abuso de confianza. De la confianza de que usted no tiene otra cosa mejor que hacer entre las diez menos cuarto y las diez y media que zapear de manera compulsiva para no encontrar nada, ir al baño, meterse en internet, ojear una revista sin llegar a leer nada de verdad, entrar

de nuevo en internet y repasar mentalmente e incluso sacar del armario la ropa que se pondrá mañana por la mañana. Porque mañana tendrá tanto cansancio acumulado a sus espaldas que querrá aprovechar hasta el último minuto en la cama. Y al menos no tendrá que preocuparse de elegir la ropa.

En Europa el prime time comienza entre las 8 y las 9. El horario de máxima audiencia, la artillería pesada de las cadenas, la batalla principal. La película de estreno o la serie de moda. Los programas por los que apostar. Aquí, a estas horas, hasta en verano nos encontramos con programas de relleno cuyo único objetivo es hacer tiempo. Con las repeticiones de El Club del Chiste.

No es sólo una cuestión de decalage horario ni de diferencias culturales. Queel prime time se funda con el late time ante nuestros ojos es cuestión de una inercia absurda que lleva a los programadores a mirar por encima del hombro qué hace la competencia y contener, contener, contener hasta el final. En todos los ecosistemas televisivos se programa en función de la competencia, pero ninguna de nuestras generalistas es suficientemente valiente como para imponer un poco de cordura en este baile que mantiene al espectador en estado de somnolencia non-stop, entre el remordimiento por autorrobarse horas de sueño y la rabia por el tiempo desperdiciado. Y así nos encontramos con días en los que no merece la pena esperar. Con cara de tonta por haber esperado para llegar a la nada.

Esta noche Antena 3 estrena la segunda temporada de Erase una vez. Tres capítulos seguidos, de 22.40 a 1. Sepa usted que el peaje son dos docenas de chistes caducos y bien de autopromociones. Sepa también que si su cadena es otra la espera le habrá resultado igual de placentera.

Fuente: Estefania Jimenez (www.deia.com)