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Eliezer Shkolnik, es un testarudo estudioso del Talmud, purista y ajeno al sistema, que nunca ha visto reconocido su trabajo. Su hijo, Uriel Shkolnik, es una estrella ascendente en la materia, que se esfuerza por consagrarse públicamente.

Un día se da la vuelta a la tortilla. Cuando a Eliezer se le comunica que va a obtener el Premio Israel, el mayor honor para eruditos del país, aflora su vanidad y necesidad imperiosa de reconocimiento. Poco después, una broma pesada del destino le hará tener que elegir entre boicotear la gloria y el honor de su padre o acabar con su propia y brillante carrera para siempre.

Director: Joseph Cedar

Intérpretes: Lior Ashkenazi Alisa Rosen, Alma Zak, Daniel Markovich, Micah Lewesohn

Guión: Joseph Cedar

Duración: 105′

Género: Comedia, Drama

Estreno: 11/10/2013

Público: +12

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 2

Acción: 1

Amor: 0

Violencia: 0

Sexo: o

Crítica:

Cuarta película de Joseph Cedar y la primera que se estrena en nuestro país, con la estela de la decena de premios de la Academia de Cine Israelí, el reconocimiento al mejor guión en Cannes y su nominación al Oscar en la categoría de film de habla no inglesa.

Con una estructura con escapes en el tiempo, figuraciones de la imaginación o subrayados del enunciador directamente al espectador, este relato eminentemente judío evidencia, una vez más, la importancia de las relaciones paterno-filiales con sus posibles envidias o soterradas competitividades. Sin embargo, Cedar incorpora esos vínculos a un contexto menos habitual para el espectador, el universo intelectual hebreo, lo que provoca, no sólo una oportunidad para el descubrimiento, sino un espejo en el que reflejarse con menos temor a verse totalmente retratado.

Aunque el film se abre en un tono más cómico, a medida que avanza, el drama convierte Pie de página en una silenciosa tragedia de autoinmolación académica, en la que el amor, el respeto y la falta de comunicación vapulean y agitan los lazos familiares.

Humana aunque algo sarcástica, Footnote redunda también en el eterno debate entre tradición y modernidad, que tan magistralmente quedó ilustrado en la también semita El violinista en el tejado, a cuya historia se homenajea en el film. Y como en la oscarizada película, las mujeres resaltan por su aparentemente pasividad que, en realidad, resulta ser una activa escucha, no afectada por una sed ciega y ridícula de reconocimiento social.

Fuente:  Lourdes Domingo (www.taconline.net)