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Richie es un graduado de la universidad de Princeton que, ante la imposibilidad de pagar la matrícula, apuesta y pierde todo su dinero jugando a póker a través de internet. Creyendo que ha sido estafado por otro usuario, viaja a Costa Rica para solucionar su problema con el dueño de la web y magnate de los juegos online, Ivan Block. Pero una vez allí, Richie es contratado por Block y seducido por sus promesas de inmensas riquezas, mientras el FBI trata de coaccionarlo para que les ayude a arrestar a su benefactor.

Director: Brad Furman

Intérpretes: Ben Affleck, Justin Timberlake, Gemma Arterton, Anthony Mackie, Sam Palladio, David Costabile, Oliver Cooper

Guión: Brian Koppelman, David Levien

Duración: 91′

Género: Thriller

Estreno DVD: 05/02/2014

Público: +16

Valoración: **

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 1

Amor: 0

Violencia: 2

Sexo: 2

Crítica:

Tercer título como director de Brad Furman, que tras The take y El inocentevuelve a firmar un thriller, esta vez con el juego y las apuestas como telón de fondo. Para ello ha contado con dos guionistas curtidos anteriormente en esta temática, Brian Koppelman y David Levien, que han participado juntos en la escritura de producciones como Ocean’s 13 o Rounders.

Poco puede decirse de un film que evidencia, una semana más, el desgaste que sufre el sector más comercial de la industria cinematográfica. Runner, runner construye un relato de corrupción, juegos a dos bandas, crímenes y traiciones que se abona descaradamente al tópico, tanto en un argumento incapaz de evitar que el espectador vaya siempre varios pasos por delante del mismo, como en los tibios recursos que utiliza para plasmarlo en pantalla.

Tampoco ayuda el elenco de personajes que desfilan por el film de la mano de su estelar reparto, y que sigue la línea de no ofrecer sorpresas ni innovación; algo que caracteriza al libreto de Koppelman y Levien. De esta forma, regresan a la pantalla el engañado joven atrapado en insustanciales debates sobre la moralidad y legalidad de sus actos; el mafioso sin escrúpulos, rodeado de matones y mujeres, con pretensiones de pasar a la posteridad en cada una de sus intervenciones; la expeditiva chica del capo humanizada ante la presencia del pupilo de su amante; o el policía del FBI de cuestionables métodos dedicado en cuerpo y alma a la captura del malo de la función.

En definitiva, un entretenimiento insípido y repetitivo, filmado con el piloto automático, y por el que puede resultar algo arriesgado apostar.

Fuente:  Juan Xipell (www.taconline.net)