Creador: Noah 
Hawley
Imaginación al poder
No es una serie más sobre otro superhéroe de Marvel. Este mutante de los X-Men al que se le diagnostica esquizofrenia tiene poderes mentales como la telepatía y está recluido en un hospital psiquiátrico donde se enamora de Syd, una chica extravagante que no sabemos si está loca o es demasiado inteligente. El creador de esta serie es Noah Hawley, reconocido por su prodigioso trabajo en las dos primeras temporadas de la serie Fargo. Es un guionista que arriesga al máximo aportando soluciones imprevistas fundamentadas en diálogos inauditos y personajes fuera de lo común descritos con un gran sentido del humor. En Legión, él mismo ha reconocido la influencia de David Lynch en la representación de los estados mentales; en ese juego que propone al espectador en el que se confunde lo real con lo imaginario. Y es verdad que en esos viajes por el imaginario del superhéroe es fácil acordarse de Twin Peaks. La ventaja de Noah Hawley es que siendo extraordinariamente original no resulta tan hermético como el cineasta de Dune o Terciopelo Azul. Legión es la vacuna perfecta dentro de Marvel para romper con todas las inercias narrativas del cine y la televisión de superhéroes. Desde el uso de la música electrónica alucinógena de Jeff Russo (Fargo, The Night of) a la dirección artística (cuidadísima en las metáfóricas localizaciones, la intensidad de la luz y los colores, los vestuarios), todo está encaminado a lograr una atmósfera irreal fascinante. Otra gran habilidad del guionista y creador es que toda esa parafernalia no es caprichosa y superficial. Hay personajes reales bien perfilados con conflictos dramáticos de entidad como es el conocimiento de uno mismo, el miedo a descubrir la verdad hasta sus últimas consecuencias, el amor como fuente de realismo… Estos elementos hacen que la serie no caiga en punto muerto y adquiera intensidad y un ritmo narrativo muy meritorio en una historia tan peligrosamente extraña. La pareja protagonista interpretada por Dan Stevens (inmortalizado como Mathew Crawley en Downton Abbey) y Rachel Keller (la rubia frívola de la serie Fargo) desarrollan un romance tan inusual como merece una ficción tan genuina. Tampoco tiene desperdicio la galería de secundarios alternativos entre los que destaca Oliver, una especie de genio de la lámpara mental que aparece estelarmente en los últimos capítulos interpretado por Jemaine Clement (director, guionista y actor de ese desborde de imaginación titulado Lo que hacemos en las sombras). El es el rey del capítulo 7, el mejor de la serie y una de los momentos más locos que se han podido ver en televisión en los últimos años. Como en todo buen comic no puede faltar un antagonista perverso que esté a la altura y aquí hay uno escurridizo, ambivalente y siniestro. No voy a decir mucho más de este personaje porque su identidad es central para descifrar el misterio de la historia. Aunque su personaje no llega a estar a la altura de los grandes villanos que hemos podido ver en las últimas décadas en series como Daredevil, Luther o Sherlock, su aportación en la serie es más que notable gracias a un magnífico trabajo interpretativo.Claudio Sánchez