Esta comedia le proporcionó un importante Globo de Oro a la plataforma Apple TV. Jason Sudeikis, creador, guionista, productor y protagonista de la serie, ganó el premio al mejor actor principal de comedia. Este humorista ha aparecido en los últimos 15 años en comedias para el olvido, marcadas por el histrionismo y la zafiedad: Exposados (2010), Colegas de copas (2013) o Nunca entre amigos (2015). Con Ted Lasso ha realizado de lejos su mejor trabajo, aunque alternando errores y aciertos.

La historia de este entrenador sumergido en una situación divertida e imposible pretende tener un cierto recorrido dramático. Las diferencias entre jugadores, entrenadores, hinchas del club y la presidenta, muestran la competitividad deshumanizadora del primer nivel deportivo con humor y sarcasmo. Ted Lasso suaviza esa atmósfera con optimismo imbatible y simpatía.

Son muy divertidos los perfiles de los personajes: el futbolista eternamente enfadado pero que fue una vieja gloria de la Premier, el inseguro utillero, la vengativa presidenta, el CR7 del equipo… También hay apuntes dramáticos acertados sobre las heridas de un divorcio, la amargura de sentirse utilizado en el juego o el sexo, o la capacidad curativa del perdón. Pero esta intención de combinar drama y comedia con un cierto humanismo se viene abajo con demasiada frecuencia ante la insistencia en diálogos gruesos y epidérmicos. La interioridad que se vislumbra en muchas escenas se ahoga en diálogos que podrían pertenecer a cualquier serie enfermiza de adolescentes. Es evidente que hay mucho adulto con el síndrome de Peter Pan permanentemente instalado pero, incluso en esos casos, su recorrido vital tiene una cierta coherencia.

La serie podría ser una de las mejores comedias actuales si no se empeñase en ser trivial y soez. Los actores y guionistas de Ted Lasso, cuando se deciden a ser elegantes y creativos, generan empatía con el espectador y escenas de mucho talento.

Firma: Claudio Sánchez