El pasado 17 de febrero, el experto en comunicación José Ramón Blázquez ofreció un seminario a los profesores del Colegio Erain en el que se analizaron los resultados de las encuestas sobre medios digitales que ha realizado Ateleus en diferentes centros. He aquí un resumen de este análisis.

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Aspectos más relevantes de las encuestas sobre medios digitales:

En general, son datos indicativos, sintomáticos, más que datos estadísticos fiables sin margen
de error. La muestra es escasa. Pero refleja, en conjunto con otras muchas encuestas en clases,
parámetros parecidos.
Se trata de un diagnóstico aproximado de una realidad que las familias deberían conocer. Y
también el profesorado. Tenemos un problema social, frente al que nos enfrentamos de forma
fatalista: no hay nada que hacer, la tele, las tecnologías digitales y los medios son muy
poderosos y (casi) no podemos hacer nada. Pues se puede hacer, desde una toma de
conciencia de las dimensiones y ramificaciones del problema. Para eso estamos en iCmediaAteleus.

1. Nº de televisores en casa

Los parámetros avanzan con la edad. Los chicos de 15 años y más promueven tener un
televisor en su cuarto. Del 21% se pasa al 41%, entre 1º y 4º de la ESO Y aunque puede darse el
caso de chicos maduros, capaces de regularse, no es aconsejable este hecho. Por dos razones:
tiende a ”aislar” al muchacho del resto de la familia y convierte a sus habitaciones en espacios
sin control. La insistencia a las familias es que deben resistir a la petición de los chicos. En base
a esta pregunta: ¿Qué necesidad tienes de tener una televisión en tu cuarto si tienes otras dos
para ver lo que quieres?
Otra cosa es que la disposición de otras pantallas, smart pone y tabletas, permite a los chicos
acceder a contenidos de la tele. Pero eso es otra historia.

2. Con quién ves la tele

La televisión tiende a verse a solas. Este es otro problema, porque se pierde el sentido
participativo de sus contenidos, en la medida que puede propiciar la interrelación familiar y el
diálogo. Las medidas son de entre el 35% y el 75%. Esto es preocupante; pero tiene que ver
con la dificultad de los horarios de los miembros de la familia y la individualización de los
gustos. Hay que insistir en el consumo familiar.

3. Hora de ver la tele

El prime-time (entre las 8 y las 12 de la noche) es el rey de la tele para nuestros chicos. Por la
noche, entre el 50 y el 70%. La recomendación familiar es que la tele se apague lo más tarde a
las 11 de la noche. En este sentido, como Asociación somos partidarios de modificar
legalmente el prime-time, y que pase de las 24:00, a las 23:00, o al menos a las 23:00. Las
cadenas privadas y los anunciantes no están por la labor. Se necesita más capacidad de
decisión por parte de las autoridades institucionales. Es un grave problema social, que arrolla a
las familias.

4. Consumo de TV

La media social de los niños y adolescentes en España está en unas dos horas. Los adolescentes
ven menos la tele en la medida que derivan hacia internet y las redes sociales. Esta cantidad es
coherente con los datos de las encuestas. Los de 1º ven algo más tele que los de 4º. Normal.
Uno de los problemas que tenemos con el consumo son los programas con cierta capacidad
adictiva, algunas series o incluso realities. Se trataría de evitar que “cojan el tranquillo” para
que no continúen viéndolas.

5. Qué programas ven

Series, deportes y películas. No ven telediarios ni documentales. Y las series ocupan una parte
importante. Y esto es un problema cuando las series tienen en su contenido aspectos que
complican la buena educación en valores sólidos.
6. Limitación familiar de ver programas
Hay limitación familiar para ver ciertos programas; pero no es total, ligeramente superior al
65%. No está mal; pero no entendemos que no sea completa. Porque objetivamente hay
motivos para ello. La palabra prohibición suena fuerte, porque este concepto tiene mala
prensa en una sociedad algo devaluada.
Son temas de carácter sexual o violento. Algunas coas son indiscutibles, como “Adan y Eva”, un
auténtico reto. Es increíble que se pueda pasar en prime-time, un programa absolutamente
para adultos.

7. Valoración de algunos programas

La telebasura no parece que les gusta a los chicos. Los programa de cotilleo (muy recusados
por asolaciones como la nuestra, por sus excesos e incumplimiento del horario protegido) no
les gustan. Y seguramente son sinceros. Al contrario que los adultos, que dicen una cosa y
hacen la contraria. Casi dos millones de personas en España ven a diario estos programas. Tres
millones en este momento si hay GH, GH VIP, o similares. Los fines de semana se dispara a 2,5
millones. La recomendación familiar es que eviten que los hijos vean que sus padres siguen
estos programas. Es un problema de ejemplaridad y coherencia.
Los talk-show no parece interesarles. Otra cosa es que este interés aumente con la edad.

8. Los ordenadores

Hay ordenadores en casa y en buena medida están en la habitación de los chicos. Por principio,
hay que evitar que quede sin control en la habitación de los chicos, pero esto es algo que se
puede vigilar, si hay unas reglas que se cumplen. Internet es una herramienta con más riesgos
que la televisión, pero con infinitas posibilidades positivas. Hay que controlar los riesgos, sin
perder sus oportunidades educativas.
La cuestión está en contar con unas reglas, en limitación de uso y en función de la edad y
madurez de los chicos. Hay que confiar, pero también fijar unas reglas muy precisas.
Específicamente con las redes sociales. Lo que valdría también para los Smartphone.
Y no hay que tener ningún complejo a la hora de fijar medidas de control parental en la
configuración de los contenidos. La confianza no está exenta de ciertas medidas.
Lo llamativo, hasta cierto punto, es que las conexiones internet, la mayoría son por móvil, lo
que complica más el control y los riesgos, e implica que hay que establecer ciertas normas en
su uso. Es lo lógico y lo más responsable. Los chicos lo entienden, si hay coherencia general en
la familia. Hay que contrarrestar el argumento: “Es que a Jon le dejan….” Y ese tipo de
situaciones.

9. Redes sociales y de mensajería

Whatsapp es el rey. Y una fuente importante de distracción, seguramente porque la mayor
parte de las comunicaciones son inútiles e irrelevantes. Se necesitan normas. Para su
limitación en tiempo y días. No conviene prohibirlas, pero sí limitarlas. Conviene hablar de esto
en casa, con naturalidad. Crear un clima positivo para que no se produzcan problemas
derivados de su uso abusivo.
Facebook está muy presente, lo mismo que twitter, que aumenta su uso con la edad, al revés
que Tuenti. Somos partidarios de su control y de mirar sin reservas lo que puedan colgar, y de
hacerlo de forma discreta. En todo caso, la mejor receta es no criminalizar estas herramientas,
hablarlo en casa, dar confianza, pero establecer normas, haciendo crítica de la exposición
personal y de los riesgos de la pérdida o alteración de la intimidad personal.

10. Móvil

Casi todos tienen móvil. De hecho, parece el regalo que entra en los niños con la primera
comunión o antes. La edad recomendada es entre los 11 y 13 años. Otra cosa es el
Smartphone. Aquí procede un poco de cautela, porque el uso del móvil es uno de los factores
de educación de los hijos para motivar su responsabilidad.
La mayor parte de los chicos tienen Smartphone, entre otras cosas porque la presión del
mercado hace mella en los padres. Es muy discutible que un niños a los 12 años deba tener
smatphone. Y un reto para los padres. O establecen normas (no ya de gasto, sino de uso) o
abren un escenario complicado. Nada se escapa a un smatphone.
Porque el uso mayoritario es para hablar con los amigos, así como para la mensajería y las
redes sociales. Y eso va en detrimento de su concentración y de sus prioridades.
Y es su principal fuente de ocio. Juegan tanto como hablan o chatean.

11. Consolas

El ocio en las consolas de videojuegos está generalizado entre nuestros chicos. Normal. Y le
dedican entre una y dos horas de media al día. Y es muchísimo. Más que a la televisión, de
media. Y mucho más el fin de semana.
Y supera el tiempo que se dedica a las tareas escolares. Y tanto como la lectura.
Necesitamos normas, identificar los riesgos, hablarlo en casa y en el colegio, crear conciencia
de que hay necesidad de una actitud activa y abrir los ojos los chicos y a sus padres.