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Al comienzo de Tearaway, Iota no es consciente de su propósito. Se limita a deambular por un mundo tan colorido como caótico. Una extraña efigie lo observa desde las alturas, despertándole tanta curiosidad como inquietud. Decide entonces encaminar sus pasos hacia lo más alto de la más alta colina, dispuesto a dilucidar el misterio que envuelve a ese que todos llaman ‘el Tú’. Somos nosotros, captados por la cámara frontal de PlayStation Vita, quienes de un modo casi mágico hemos conseguido colarnos en el nuevo juego de Media Molecule.

No será hasta el final de su viaje cuando Iota (o Atoi, si es que elegimos la variante femenina) comprenda su importante papel. El mensaje que tiene por entregar tendrá repercusión entre los distintos géneros del

videojuego, pues por vez primera nuestro mundo y el jugable son todo uno. Tearaway representa así la definitiva ruptura de la cuarta pared en esto del ocio electrónico. Pensad en las contadas veces que el histriónico protagonista de alguna aventura gráfica ha tomado consciencia de sí mismo cual personaje controlable, seguramente con una escueta línea de diálogo lanzada tras dejar reposar el ratón más de lo convenido. Ahora imaginad que dicha exclamación se estirase cual chicle hasta conformar un juego completo. Así es Tearaway.

 

Disponible en: PS Vita

Edad Recomendada: A partir de 7 años

Desarrollador: Media Molecule

Distribuidor: Sony

Productor: Sony

Idioma: Castellano

Lanzamiento: 23/11/2013

Valoración: ****

Crítica:

Tras incontables retrasos, nos llega el juego llamado a revitalizar las ventas de PS Vita, vista la repercusión de Killzone Mercenary. Puede parecer Tearaway otro más de esos juegos bonitos porque sí, pero en realidad todo en este producto tiene su porqué. Su desenfadada estética también puede hacernos pensar en éste como un título eminentemente infantil. Nos equivocaríamos nuevamente, en parte, pues ningún jugador que se precie debería hacer ascos a este conmovedora aventura.

El juego dispone tres extensos mundos, divididos en niveles, que debemos transitar saltando entre plataformas, sorteando obstáculos y haciendo frente a los enemigos. Aunque el camino esté claramente definido, Tearaway incita más bien a desandarlo, ensimismándonos en cada detalle al tiempo que nos hacemos con todos los ítems dispersos: confeti, regalos y modelos de papiroflexia. El confeti será fundamental para desbloquear los numerosos recortes disponibles (estrellas, corazones, lenguas y hasta calaveras, todo tiene cabida). Con éstos modificaremos a nuestro antojo el aspecto de Iota o los personajes que nos asalten, quienes se encuentran misteriosamente sin ojos o sonrisa. Las posibilidades son ilimitadas, pues también disponemos de un particular escritorio para dibujar las formas que se nos ocurran deslizando el dedo por la pantalla táctil. Así, habrá veces que nos pidan confeccionar copos de nieve, la llama extinta de una fogata e incluso las estrellas de un cielo hasta entonces desnudo. Pronto comprobaremos que nuestras habilidades plásticas dejan mucho que desear, pero aún con ésas el juego inserta las creaciones de forma más que convincente.

Las opciones de dibujado y personalización recuerdan evidentemente a Little Big Planet, también presentes a través de las cámaras de PS Vita. Será común encontrar elementos o personajes desprovistos de color, momento en el que habremos de enfocarlos y disparar para devolverles su ser. Desbloquearemos entonces modelos de papiroflexia imprimibles previa descarga a través de la página web habilitada al efecto. Rejugabilidad 1.0 que lo llaman. Habrá veces incluso en que un alce nos pida fotografiar texturas de nuestro alrededor que le sirvan de pelaje. Lo cierto es que al principio nos mostraremos tímidos, casi desganados, enfocando simplemente nuestros vaqueros o a la funda del sofá. Será así hasta que comprobemos cuánto merece la pena dejar llevar nuestra creatividad. Llegaremos a disparar autofotografías con distinto semblante o grabar sonoras exclamaciones mediante el micrófono de la portátil para interactuar con los habitantes de este particular mundo de papel.

Disponemos, por cierto, de varios filtros y objetivos fotográficos en los que invertir el confeti recolectado. Muchos de los encargos descritos nos obsequiarán con regalos repletos de confeti, aunque también los habrá escondidos por el escenario. Pulsando ‘select’ se nos indica cuántos de estos elementos restan por encontrar y el consiguiente porcentaje de juego completado.

Tearaway también hace un excelente uso del panel táctil trasero de Vita,con el que inserta (de forma casi literal) nuestros dedos en pantalla. Por un lado hemos de dar golpecitos a ciertas superficies para impulsar a Iota, pero también desplazarlas para abrirnos camino. Los dedos del ‘Tú’ también serán útiles durante los combates, pulsando sobre los enemigos para fulminarlos. La mecánica se vuelve tan intuitiva que uno llega a preguntarse cómo no se había ideado antes. Los giroscopios también nos serán de ayuda al movernos entre plataformas llegado cierto punto de la aventura, lo que nos deja un título que aprovecha con cabeza todas y cada una de las peculiaridades de PS Vita.

Encomiable la estética de papel, cartón y pegamento con que se recrea desde un frondoso bosque a un paraje desértico pasando por instalaciones científicas e incluso metafóricos pasajes literarios, donde las palabras atronan sobre páginas a modo de plataformas. Pero no es sólo que Tearaway sea bonito de ver, pues el avance está supeditado a interactuar con tales escenarios, como si de un libro troquelado se tratase. Mientras los recorre, Iota irá aprendiendo habilidades. Al comienzo de la aventura será incapaz de saltar, pero a su término lo hará amén de rodar convertido en una bola de papel o emplear un acordeón agujereado a modo de soplete y útil defensa. Casi sin darnos cuenta, el juego convertirá nuestro avance en una suerte de rompecabezas, resoluble encadenando tanto las nuevas destrezas del protagonista como el uso de los paneles táctiles e incluso la pulsación de botones que activen o replieguen esa peliaguda sucesión de bloques sobre un acantilado.

Quizás la parte menos convincente del juego hayan sido sus secciones de combate, bastante monótonas. Los pedacitos (como se denomina al enemigo) no ofrecen reto o variedad alguna en sus ataques, limitándonos a noquearlos de forma mecánica para seguir avanzando. La falta de complejidad es ciertamente aplicable al juego en su conjunto, que dispone puntos de guardado cada dos pasos. Las pocas veces en que perecemos, de hecho, reaparecemos inmediatamente justo antes del salto o envite fallido, con el número exacto de enemigos que aún no hubiésemos eliminado en lugar de la jauría completa. Toca decir aquello de que Tearaway no es un juego para quienes busquen retos, aunque sí lo suponga completarlo al 100%.

Las melancólicas composiciones hacen de este viaje sensorial otra razón más que sobrada para adquirir una PlayStation Vita. Se redondea así un apartado técnico sobresaliente, en el que no hemos detectado el más mínimo defecto.El juego entra por los ojos y divierte, aunque lamentablemente se hace corto. Puede que lo primero sea consecuencia de lo segundo, pero en términos objetivos no tardaréis más de cinco o seis horas en completarlo superficialmente. Alcanzados los créditos sentiréis haber jugado algo inspirado, digno de convertirse en clásico ya no sólo del segmento portátil.

Fuente: www.vadejuegos.com