En el Londres de alrededor de 1950, Hester es una joven insatisfecha de su matrimonio con William, un venerable juez de más edad que ella, dominado por su madre. La vida conyugal le parece insulsa, y cree encontrar el amor en Freddie, que combatió como piloto en la pasada guerra, con quien se va a vivir, aunque es incapaz de sentar la cabeza, por lo que su futuro es más que incierto.

 

 

 

 

 

Director: Terence Davies

Intérpretes: Rachel Weisz, Tom Hiddleston, Simon Russell Beale, Ann Mitchell, Harry Hadden-Paton, Sarah Kants

Guión: Terence Davies

Duración: 98 min

Género: Drama | Romántico

Estreno DVD: 09/01/2012

Público: Jóvenes-adultos

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor:  0

Acción: 0

Amor: 3

Violencia: 0

Sexo: 3

Crítica:

Voces distantes (1988) y  El largo día se acaba(1992) labraron el prestigio del británico Terence Davies, se trataba de títulos anclados en la nostalgia de la infancia y de fotografía bellísima, con guiones originales propios. Luego entregó películas más convencionales, basadas en textos literarios, La biblia de neón (1995) que adaptaba a John Kennedy Toole, y  La casa de la alegría (2000), según la novela de Edith Wharton. Con The Deep Blue Sea reincide en la adaptación, en este caso una obra de teatro de Terence Rattigan, de quien existen versiones afortunadas en cine de  Mesas separadas La versión Browning El caso Winslow.

Siguiendo a Rattigan, Davies indaga en las dificultades del amor, palabra demasiado manoseada y tratada a menudo con enorme superficialidad. En cierto momento del film Hester, cuya vida vacía y desgarrada le lleva a intentar el suicidio, recibe una breve clase de amor verdadero, real, palpable, cuando la casera del lugar donde se aloja le explica que «amor es cambiar las sábanas a alguien que se ha orinado» en alusión a su esposo ya senil.

El cineasta británico sabe montar bien el entramado dramático de la historia, entendemos las razones y frustraciones de Hester, su deseo de algo más; nos conmueven los esfuerzos de William por recuperar a su esposa; y hay algo de estremecedor en el suspicaz y frívolo Freddie, que no puede evitar ser como es.

La fotografía quemada de Florian Hoffmeister va en la línea de los títulos más tempranos de Davies, juega con el claroscuro, con fuertes contrastes y tonos dorados. Se nos regalan hermosos planos secuencia, aunque en algún caso se trata de un preciosismo poco justificado argumentalmente. Gran reparto, donde destaca sobre todo Simon Russell Beale como el esposo cornudo, logra brillar con un personaje no dado al lucimiento.


Fuente: www.decine21.com