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En el arranque de la nueva etapa de la serie, Almudena (Silvia Alonso) terminará por aceptar que nunca más volverá a ver a su marido (Álex García) condenado a cadena perpétua en un penal de África. Aunque Aníbal (Antonio Velázquez) se convierte en el gran apoyo de Almudena de durante la ausencia de su marido, la vida en ‘Tierra de lobos’será cada vez más difícil: terribles acontecimientos marcarán para siempre a sus habitantes.

Un nuevo alcalde llega a Tierra de Lobos

Joaquín (Álex González) llegará a Tierra de Lobos junto a su hermana y pronto se convertirá en el nuevo alcalde del pueblo. Es un joven adinerado con una visión moderna de las cosas y las gentes del pueblo le acogen con esperanza ignorantes de que alberga oscuros intereses.

Mientras tanto, su hermana Victoria Eugenia (Esmeralda Moya) se mantiene al margende todos los asuntos sin relacionarse con sus nuevos vecinos, a los que considera unos provincianos sin el menor interés. Sin embargo, pronto encontrará un motivo convincente para querer quedarse.

Los Bravo conocen a Hugo, su hermano desconocido

Raúl Mérida da vida a Hugo Bravo, hijo extramatrimonial de Fernando Bravo.  Hugo comparte rasgos de carácter con su hermano Román. Es simpático, valiente muy sociable y mujeriego.

Tras su llegada a Tierra de Lobos tendrá que decidir si luchar por lo que legítimamente le pertenece o por el contrario aliarse con sus hermanos para hacer un frente común contra sus enemigos.

Emisión: Martes | 22:3o | Telecinco

Género: Novela | Western

Público: +18

Valoración: **

Contenidos (de 0 a 6)

Humor: 0

Acción: 2

Violencia: 3

Sexo: 2

Crítica

Destaca, en esta ficción, el rodaje en alta definición y en exteriores, el presupuesto invertido y la fotografía, cuatro aspectos nada desdeñables, pero insuficientes. Como en otras ocasiones en las que se ha puesto demasiado empeño en la parte técnica y visual, se ha dejado de lado el guión, el ritmo, los diálogos y un largo etcétera de detalles que conforman el buen producto.

Para empezar, el guión deambula entre demasiados géneros sin sacar lo mejor de cada uno de ellos. El western se torna poco creíble cuando los «machotes» sienten la necesidad constante de enseñar, además de las pistolas, sus trabajados músculos. El drama es irrisorio cuando una herida de bala casi mortal desaparece al día siguiente o la enfermedad de la tuberculosis no afecta al enfermo. El romance se aproxima más al deseo sexual de los protagonistas que a una historia de amor apasionada y profunda. Y, para acabar, la acción se centra en momentos demasiado puntuales y típicos. En general todo es un poco previsible.

A lo anterior, o mejor dicho, consecuencia de lo anterior, el ritmo padece anomalías. No es un obstáculo plantear una historia menos acelerada de lo que estamos acostumbrados a ver, tanto en la gran pantalla como en la pequeña. No obstante, el espectador espera que, en el desarrollo de la cinta, se aporte información con más o menos regularidad e intensidad. En este caso, sobreabundan las escenas y los diálogos que no añaden y, más bien, entorpecen el hilo argumental.

Entre los personajes no se encuentra ni novedad, ni originalidad. Se trata de un conjunto de hombres y mujeres marcados por una historia que hacen exactamente lo que el espectador espera que hagan en cada momento.

A este intento de serie de época se le puede reconocer un buen trabajo de ambientación y vestuario pero, también se le debe llamar la atención sobre el vocabulario utilizado, más propio del siglo XXI que del XIX. Y, como no puede faltar en la producción nacional, las escenas de cama, burdel, o establos son un recurso fácil y resultón al que se agarran los guionistas de esta ficción costosa, pero prescindible.

Fuente: www.seriesadictos.com; www.taconline.net