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Angel o demonio encarna la eterna lucha entre las fuerzas del bien y del mal. Ambientada en la época actual, esta serie de género fantástico cuenta la historia de la joven Valeria Gascón, convertida por sorpresa en Ángel para proteger las almas que los Caídos tratan de arrebatarle. Valeria Tiene 17 años y estudia 2º de bachillerato pero pronto descubre que no es una adolescente normal. Es un Ángel, un ser especial, un alma pura que no tardan en detectar los demonios y  que ansían corromper.

Emisión: Martes 22:00 horas, Telecinco

Duración: 120 min.

Género: Serie, Fantastica

 

Público: Adulto

 

Valoración: ***

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Contenidos (de 0 a 6):

Humor

Acción **

Amor

Violencia ***

Sexo **

Crítica:

Angel o demonio sorprende, gratamente, por varios aspectos poco comunes en las series de producción propia. En primer lugar, la factura visual propone una estética más próxima al cine que a la pequeña pantalla. La luz, la textura y el colorido se adecuan a cada escena otorgando a este universo ficticio su carácter fantástico y «trascendente». Así como los ambientes fríos o cálidos se destinan al mal y al bien, respectivamente.

En segundo lugar, el reparto principal cuenta con un elenco de actores poco recurrente y muy eficaz. Destaca la actuación de Carmen Sánchez encarnando a Duna, una dulce niña de diez años que, en ese pequeño cuerpo, esconde a un Demonio centenario que domina a todos sus compañeros. Aura Garrido, la protagonista, también cumple con su papel y, de entre todos, quizá los menos convincentes y un poco más forzados son las interpretaciones de Jaime Olías, compañero de clase de Valeria, y de Carla Nieto como Iris,  una de las más leales servidoras del Maligno.

Junto con el reparto, el trabajo de personajes va más allá de los clásicos patrones que presentan otras series españolas. Los protagonistas viven un presente marcado por un pasado, casi siempre misterioso, y se proyectan hacia un futuro por decidir. Es de agradecer que su perfil no dé demasiadas pistas al espectador, ya que uno de los ingredientes que hacen interesante esta serie es la incógnita y la insinuación siempre velada de un trasfondo desconocido.

Otro de los aspectos destacables es el guión. La trama, que por sí misma presenta infinidad de posibilidades, se dibuja con un ritmo pausado pero suficiente para captar la atención del espectador. En Ángel o demonio la evolución de la historia principal se toma su tiempo y no recurre a la evidencia ni al ritmo precario de otras producciones. Con este fin, se introducen en cada capítulo dos subtramas que comienzan y finalizan en el mismo capítulo y que dan pie al desarrollo de la trama principal y a la evolución de sus personajes.

Por otro lado, parece inevitable la inclusión de la lujuria y el sexo en relación a los ángeles caídos, pero este hecho no se utiliza, como en otras ocasiones, para la recreación del espectador, sino como recurso -quizá poco original- para alimentar las tramas y dibujar la personalidad del mal y, hasta ahora, de forma bastante controlada.

Los guionistas, claro está, se toman sus licencias. Por ejemplo, la caracterización del bien nada en aguas turbias y la exaltación de las emociones lleva a proponer algunas torpezas como la pureza de los sentimientos o la imposición de un destino. El mal, por su parte es siempre el extremo opuesto, el que se reconoce políticamente incorrecto: el asesinato, el maltrato, la corrupción, etc.

Los efectos especiales se utilizan sin abusos y se plasman con una técnica aceptable, haciendo que sean convincentes y poco llamativos, casi connaturales a la trama.

Por último, cabe esperar que la serie evolucione sin sorpresas. Sin embargo, en este negocio audiovisual pocos son los productos que conservan la calidad tanto narrativa como de contenidos. También habrá que esperar el veredicto de una audiencia que no era su principal destinataria, ya que Ángel o demonio se iba a emitir en Cuatro, un target muy diferente al de Telecinco, antes de su «cambio de gobierno«.  

Firma: Mar Pons