• Análisis por J. Carlos Amador de CONTRASTE

Llega la versión definitiva de uno de los mejores juegos proagonizados por Sonic. ¡Diversión al límite!


La crítica del principiante

Vuelve Sonic, uno de los personajes más famosos de los videojuegos. Y es que, el erizo de Sega nos ha acompañado ininterrumpidamente desde hace tres décadas. Eso sí, esta carrera de fondo ha estado plagada de constantes altibajos. Si bien algunos títulos no alcanzaban el nivel esperado (véase Sonic Boom), otros conseguían innovar (Sonic Adventure) y mantener la esencia de siempre (Sonic Mania Plus). Ahora nos llega el remaster de este buen juego que debutó en Wii en 2010 con gran resultado.

A toda velocidad

Colours es un Sonic en toda regla, por lo que nos espera mucha velocidad, giros vertiginosos, saltos acrobáticos y pequeñas dosis de acción para conseguir superar unos niveles de vértigo que nos mantendrán enganchados durante horas. En este sentido, el argumento parte de un pretexto muy sencillo. El malvado doctor Eggman, archienemigo de nuestro héroe, ha construido un parque de atracciones, pero se trae algo entre manos. Sonic intentará resolver el misterio y de paso, salvar a unos graciosos Wisps que se irá encontrando por el camino.

Rápido, intenso y divertido

Como hemos dicho, el juego se estructura en entorno a niveles en los que se combinan perfectamente tanto las 3D como las 2D. Es decir, tendremos momentos más clásicos -en que nos movemos de izquierda a derecha- con otros tridimensionales -con libre movimiento-. Todo funciona con gran acierto y, como decíamos, mantiene la esencia de la saga. Con la cámara situada detrás del erizo, esta se mueve y adapta según los momentos de la fase, adquiriendo una perspectiva lejana en la que se puede seguir la acción en 2D o más cercana, siendo muy cómodo jugar. Como juego de plataformas, no faltan los enemigos, la barra de turbo ni los power-ups o potenciadores que nos otorgan ciertos poderes durante unos segundos.

Además, pese a que no es especialmente largo, sí resulta muy rejugable y tiene un montón de extras. Y en cuanto a la dificultad, no es excesivamente complicado, aunque conseguir todos los desbloqueables tiene su qué.

Gráficamente el juego luce igual de bonito que hace diez años gracias al lavado de cara al que ha sido sometido. Nos muestra unos escenarios coloridos y bonitos, y la verdad es que da gusto jugarlo. Pocos puntos negativos se pueden dar al juego, como es el caso de un multijugador no muy trabajado o unas cinemáticas que no lucen tan bien como el propio juego.

Por último, solo remarcar que el juego es prácticamente idéntico al de Wii -salvo por algunos extras algo exiguos- por lo que si jugasteis al original, todo os será muy familiar.

Conclusiones:

Sonic Colours: Ultimate es un gran plataformas, intenso, divertido y muy rejugable. El original ya nos encantó y esta adaptación a las consolas actuales es igual de recomendable. Vale la pena disfrutarlo porque resultará divertido tanto para los fans de la saga como para cualquier jugador que quiera disfrutar de un buen rato. Está catalogado para todos los públicos, y es que además de no ser violento, su mecánica no resulta excesivamente complicada para poder disfrutar de nuestro erizo azul.