Ficha: 114 min. | Acción | Fantástico | Aventuras Público apropiado: Jóvenes Año: 2016 País: EE.UU. Dirección: Cedric Nicolas-Troyan Intérpretes: Emily Blunt, Chris Hemsworth, Jessica Chastain, Charlize Theron, Sam Claflin, Sophie Cookson, Colin Morgan, Nick Frost, Alexandra Roach, Sheridan Smith, Ralph Ineson, Jonathan Buckhouse   Película que contiene acontecimientos anteriores y posteriores a Blancanieves y la leyenda del cazador. Describe cómo la bondadosa y enamorada Freya se convirtió en una malvada por culpa de su hermana Ravenna, que por oscuras razones dio al traste con su amor y el niño que ella estaba esperando. Cada una siguió su camino: Ravenna con su particular historia con el espejito y Blancanieves, como se veía en el otro film, y Freya convirtiéndose en un reina de corazón tan gélido como sus poderes para congelar lo que se le ponga por delante. Desencantada con el amor, que considera un pecado, algo imposible que siempre falla, ha reclutado un ejército de cazadores, compuesto de niños secuestrados a los que formado despojándoles de cualquier sentimiento. Dos de ellos son Sara y Eric, que al crecer se van a enamorar, lo que por supuesto está prohibido y tendrá desagradables consecuencias. A pesar del esfuerzo de producción, y de contar con tres actrices de gran talento –Emily Blunt y Jessica Chastain se suman a Charlize Theron–, estamos ante una película fallida por su torpe guión, que apuntala la creciente sensación de que hay una saturación de filmes inspirados en cuentos, que aportan muy poco. Se envuelven, sí, en el celofán de los efectos visuales, pero incluso en tal sentido, la cosa empieza a resultar cansina. Los autores del libreto son Evan Spiliotopoulos, que aparte del film original tiene en su haber varias secuelas de títulos animados Disney, más Craig Mazin, con “joyas” como las entregas 3 y 4 de Scary Movie; como se ve, conociendo estos curricula se podía anticipar el pobre resultado. Los estereotipados personajes sólo se sostienen, y hasta cierto punto, por los actores, que pueden esforzarse pero no hacer milagros. En cualquier caso, no era necesario inventar la pólvora. Pero sí lograr un buen ritmo –y no, la cinta se hace larguísima–, y no recurrir a algo tan ridículo como “las apariencias engañan” en supuestas muertes que resultan no ser tales, o a conceptos confusos para justificar la presencia de la Theron en el tramo final del film. Otra torpeza llamativa es la inclusión de bromas de doble sentido, y pasajes amorosos que no encajan mucho en una cinta que, se supone, es para todos los públicos. Así las cosas, sólo quedan los efectos visuales vistosos de congelación en el tramo final, que es donde puede lucirse, relativamente, el debutante director Cedric Nicolas-Troyan. Firma: José María Aresté