A principios de 2020, Pablo Iglesias utilizaba twitter para aconsejar una serie que le había recomendado el presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Esta serie francesa cuenta el complicado matrimonio político entre un político comunista y otro socialista, con sus múltiples trabas y escándalos de corrupción, la utilización de la prensa, la presión a la justicia. Su comportamiento es tan maquiavélico que parece real.
 
El creador de la serie es el libanés Ziad Douieri (El atentado, El insulto, Recursos humanos), que ha elegido un punto de vista muy cercano a los políticos, a lo que piensan en su intimidad para luego maniobrar en la clandestinidad. Con un casting ejemplar, Baron Noir no llega al nivel de series políticas  como Borgen o El ala oeste de la Casa Blanca, o películas como El reino o Los idus de marzo, pero es un retrato con personalidad y ritmo, con diálogos astutos y un diseño de temporada muy acertado.
El formato de thriller funciona sin obligar a los guionistas a forzar persecuciones, tiroteos o escenas inverosímiles. La tensión proviene de vidas desequilibradas que intentan sobrevivir manipulando el lenguaje, creando una imagen pública atractiva y honesta. En esa degradación hay una gama muy completa de personajes, que responden de manera muy diferente a las seducciones del poder y el chantaje. Al espectador se le ofrecen muchas posibilidades de lectura de una trama que no deja de serpentear y sugerir miradas alternativas a la realidad política actual. El director de la serie rueda con la elegancia y el nervio que necesita la serie, utilizando la elipsis y la metáfora con notable creatividad.
Firma: Claudio Sánchez