9-meses-de-condena

Ariane Felder está embarazada, algo sorprendente si se tiene en cuenta que es una joven jueza de hábitos estrictos y una solterona empedernida. Pero lo más extraño del caso es que las pruebas de paternidad señalan como padre a Bob, un criminal condenado a prisión por una agresión atroz del que Ariane ni siquiera conocía su existencia.

Director: Albert Dupontel

Intérpretes: Sandrine Kiberlain, Albert Dupontel, Philippe Uchan, Nicolas Marié, Bouli Lanners, Philippe Duquesne

Guión: Albert Dupontel

Duración: 85′

Género: Comedia

Estreno: 11/04/2014

Público: +16

Valoración: **

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 3

Acción: 2

Amor: 0

Violencia: 1

Sexo: 1

Crítica:

Albert Dupontel, actor de reconocida carrera en Francia, vuelve a situarse tras las cámaras para dirigir su quinto largometraje (el primero estrenado comercialmente en nuestro país). La película consiguió cinco nominaciones en los pasados Premios César de la academia francesa, de las cuales obtuvo los galardones a mejor actriz (Kiberlain) y a mejor guión original.

En 9 meses… de condena, Dupontel ofrece una disparatada comedia que busca sus motivos humorísticos en las dinámicas del sistema judicial y en los choques de personalidades opuestas. Con un estilo caricaturesco y alocado, el director francés construye un relato en el que los gags se van sucediendo con cierta agilidad (y, algunas veces, gracia), pero que no deja de ser un pasatiempo absolutamente intrascendente. Cuesta encontrar algo que vaya más allá de la simple broma, en un film en el que la voluntad de hacer reír de forma sencilla y directa eclipsa por completo otras intenciones del director, como la de convertir ese humor en sátira o la de reflexionar sobre cuestiones como la maternidad o los estamentos jurídicos.

Por ello, y aparte de unos cuantos cameos, la obra de Dupontel puede ofrecer poco más que ochenta minutos simpáticos, que caerán mejor o peor según la capacidad del espectador de conectar con el delirante y pintoresco modo de hacer de su autor (que tan pronto acude al slapstick más ingenuo, como convierte un «inocente» asalto a una casa en un pequeño episodio gore).

 

Fuente:  Juan Xipell (www.taconline.net)