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Eric Lomax, un oficial del Ejército Británico, acaba como prisionero de guerra en un campo de trabajo japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Allí, obligado junto a su escuadrón a construir el “Ferrocarril de la muerte” entre Tailandia y Brimania, sufrió múltiples torturas. Décadas después, Lomax descubre que el intérprete japonés, Takashi Nagase, al que considera responsable en gran medida del trato que recibió sigue vivo.

Director: Jonathan Teplitzky

Intérpretes: Colin Firth, Nicole Kidman, Jeremy Irvine, Stellan Skarsgard, Hiroyuki Sanada, Sam Reid

Guión: Frank Cottrell Boyce, Andy Paterson

Duración: 116′

Género: Biográfico, Drama

Estreno: 04/07/2014

Público: +16

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 2

Amor: 0

Violencia: 3

Sexo: 0

Crítica:

La autobiografía de Eric Lomax sirvió de punto de partida para que el equipo de film estableciera una estrecha relación con este superviviente del terrible conflicto bélico; algo que se dilató durante todo el proceso de producción y más allá de la mera compra de los derechos de su libro. Viajes con él, entrevistas y visitas al rodaje se interrumpieron con la muerte de Lomax poco antes de que pudiera ver la película acabada.

Un largo viaje no esconde su voluntad de erigirse como un canto al perdón y a la capacidad del hombre para superar, a través del amor en su sentido más amplio y profundo, los sucesos más terribles. En este sentido, el guión articula un completo, tormentoso y escalonado camino hacia ese fin, en el que Colin Firth y Jeremy Irvine, así como el elenco de secundarios, ofrecen una galería con regusto a los castings de clásicos bélicos como El puente sobre el río Kwai o La gran evasión.

Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos técnicos y buenas intenciones puestas en el guión, éste se desarrolla con cierta desarticulación en sus saltos temporales. De hecho, los flashbacks se estructuran dentro de un esquema más explicativo y expositivo que dramático, aspecto para el que reserva las secuencias de torturas en el pasado y las escenas postraumáticas en el presente. De la misma manera, se despliega el prolongado clímax, que adolece de intensidad aunque da muestras de un didactismo muy útil para su aplicación en cineforums escolares.

Un largo viaje es, en cierta manera, un largo homenaje a las personas que han sufrido el peso de lo peor de la historia en sus propias carnes y que, con frecuencia, deben sentirse poco comprendidas por sus allegados y la sociedad. Sin duda que el film de Jonathan Teplitzky y su equipo les hace un gran favor, a pesar de que no consiga superar los mínimos en su estrategia narrativa.

Fuente:  Lourdes Domingo (www.taconline.net)