Ficha: 108 min. | Drama | Thriller Público apropiado: Jóvenes-adultos Año: 2016 País: Italia, Francia Dirección: Roberto Andò Intérpretes: Toni Servillo, Daniel Auteuil, Connie Nielsen, Pierfrancesco Favino, Marie-Josée Croze, Moritz Bleibtreu, Lambert Wilson, Richard Sammel, Johan Heldenbergh, Togo Igawa, Aleksey Guskov, Stéphane Freiss Una cumbre del G8 tiene lugar en un gran palacete de la costa alemana. Hay pendiente la toma de una importante decisión que puede determinar el curso económico de los próximos años. En estricta reclusión pasarán ahí unos días los ministros de economía de los países más ricos del mundo, presididos por Daniel Rochè, director de Fondo Monetario Internacional. Pero, para asistir al evento, éste también ha invitado a otras dos personas completamente ajenas al mundo económico: la escritora Claire Seth y el monje Roberto Salus. Más que sugerente película dirigida por Roberto Andò, quien vuelve a contar con el protagonista –el gran Toni Servillo– de su anterior film, Viva la libertà. Andò entrega un film inusual, cuyo insólito planteamiento tiene algo de surrealista y anacrónico: un monje cartujo, con su hábito medieval, paseándose por entre las pulcras paredes de un amplio palacete en donde se reúnen los hombres más poderosos del mundo. No es muy corriente en los tiempos que corren que las conciencias de ministros y políticos reclamen arrepentimiento y el guión deja claro que esos prohombres del mundo toman sus decisiones siendo perfectamente conscientes de los males que provocarán con ellas. Unos sufren más y otros menos, pero nadie queda al margen. Andò refleja así la seria responsabilidad que pesa sobre los gobiernos que toman decisiones macroeconómicas para servir a sus propios intereses, líderes capitalistas que supeditan muchas veces sus políticas a ecuaciones y números abstractos olvidando la justicia y la vida real de las personas. Pero no vaya a creerse que Las confesiones es una película religiosa. El guión de Angelo Pasquini y del propio Andò toca lógicamente esa dimensión, pero se acerca a ella muy de puntillas, de modo difuso, poco ortodoxo, lo cual no impide formular la idea de fondo de que detrás de la historia hay fuerzas misteriosas que mueven los asuntos humanos. Visualmente el cineasta italiano impregna la película de una atmósfera verdaderamente hipnótica (al estilo de su compatriota Paolo Sorrentino), con un elegantes encuadres de pasillos y habitaciones de hotel, lugares a menudo silenciosos, claroscuros, que invitan a los secretos, las escapadas furtivas. A ese primoroso aspecto formal –ayuda la música de Nicola Piovani– se suma una trama que invita levemente a la intriga, quizá con crimen de por medio, y ese ambiente subyugante se incrementa con la presencia del enigmático protagonista, un monje lacónico, inteligente, a quien Andò hace partícipe de las confidencias de los personajes. De todas formas, el espectador no las tiene todas consigo con Salus, mientras que Andò juega también a la ambigüedad con escenas brillantes como la del perro en la mesa de la reunión –el “tamquam leo rugiens circuit” de la Escritura– o la del discurso final. El plantel de actores es un lujazo, con el excepcional Toni Servillo a la cabeza, pero seguido muy de cerca por Daniel Auteuil o las actrices Connie Nielsen o Marie-Josée Croze. Película singular, un poco desconcertante, que quizá no aprovecha todo su potencial, pero que da que pensar. Firma: Pablo de Santiago