ESTRENO EN CINES

Dirección: M. Night Shyamalan

Intérpretes: Noah Ringer, Nicola Peltz, Jackson Rathbone, Dev Patel, Seychelle Gabriel, Aasif Mandvi

Guión: M. Night Shyamalan

Duración: 103 min.

Público apropiado: Jóvenes

Género: Aventuras, Fantástico

Por decine21

 

airbenderCGiro radical en la carrera de M. Night Shyamalan, que aunque se mantiene en el género fantástico, renuncia a su tono adulto habitual, así como a reservarse, como hasta ahora, un papel. Por primera vez parte de un material ajeno. En concreto, el realizador adapta Avatar: The Last Airbender, una serie animada de Nickelodeon. El director de El sexto sentido la descubrió porque la seguían sus hijas, y se declara también seguidor incondicional. Airbender: El último guerrero está concebido como el inicio de una saga, y de hecho se limita a ser el arranque de la historia con final abierto.

A pesar de que la serie es americana, su estética y argumento beben de las series de animación manga. Se desarrolla en un mundo dividido en cuatro reinos: Aire, Agua, Tierra y Fuego. En cada lugar, hay maestros capaces de controlar el elemento correspondiente. La Nación del Fuego trata de conquistar las otras tierras, aniquilando a todos los que se resistan.

La Nación del Aire ha sido invadida, y está a punto de correr la misma suerte la del Agua. Allí, la joven maestra del agua Katara y su hermano Sokka practican tranquilamente sus técnicas cuando descubren en el hielo a un niño, Aang, que asegura ser el Avatar, personaje al que aluden las profecías. El Avatar es el único que puede controlar a los cuatro elementos, y gracias a esto podría detener el avance de la Nación del Fuego y recuperar el equilibrio…

Es posible que Shyamalan haya aceptado ceñirse al juego de las superproducciones para cambiar de aires, tras las habituales críticas negativas que le han caído, sobre todo en Estados Unidos, cuando ha rodado películas muy personales de altura. Quizás ha pensado que podría complacer a Nickelodeon con una adaptación muy fiel del original, y al tiempo ofrecer reflexiones sobre la superación personal y el sacrificio.

Pero en la práctica, Shyamalan no ha logrado preservar sus señas de identidad, y su película es más plana que una tabla de planchar. Sus personajes son arquetipos de héroes o malvados, sin ningún atisbo de humanidad. Hablan con frases grandilocuentes, de tebeo barato, que Tarantino podría parodiar en sus películas. Así las cosas, ningún actor consigue resultar creíble, ni siquiera Dev Patel, que tan buen sabor de boca dejó como protagonista de Slumdog Millionaire.

El argumento es pueril, repetitivo, y sobre todo aburrido. Su supuesto fondo se reduce a bocanadas de misticismo oriental y new age bastante superficiales. Y lo que es más grave, fallan sus coreografías, supuestamente espectaculares, que podrían haber salvado el conjunto. Ninguna de ellas sorprende, y están filmadas en una cámara lenta que llega a resultar tediosa.