Alrededores de Calcuta, poco antes de la independencia de India. Ravi (Sikandar Agarwal) y Masha (Tumpa Das) son dos niños abandonados por sus padres, que se hacen amigos en unos telares donde son explotados por un mísero salario. Con la generosa ayuda de Ravi, Masha compra su libertad y, antes de irse, promete al chaval que irá cada noche de luna llena al templo de Shiva más grande de Calcuta, para reencontrarse allí con él. Pasan los años, y Ravi (Prashant Narayanan) marcha finalmente a Calcuta en busca de Masha (Tannishtha Chatterjee), que trabaja desde niña en un burdel. Como quedaron, ambos van al templo de Shiva, pero el destino les resulta esquivo y les tienta con otras oportunidades de mejorar su vida.

 

 

 

Director: Florian Gallenberger

Intérpretes: Prashanth Narayanan (Ravi), Tannishtha Chatterjee (Masha), Irrfan Kahn (Yani), Tillotama Shome (Deepa), Tumpa Das (Masha niña), Sikandar Agarwal (Ravi niño)

Guión: Florian Gallenberger

Duración: 117′

Género: Drama, Romántico

Estreno: 20/01/2012

Público: Jóvenes

Valoración:***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 4

Acción: 0

Amor: 4

Violencia: 0

Sexo: 0

Crítica: Tras ganar el Oscar en 2001 con su corto “Quiero ser” (“I Want to be…”), el alemán Florian Gallenberger (“Honolulu”, “John Rabe”) debutó en el largometraje en 2004 con “Sombras del tiempo”, que se estrena por fin en España. Se trata de un notable melodrama a la antigua usanza, con una espléndida puesta en escena, una esmerada ambientación, una resolución fotográfica y musical de gran belleza y unas interpretaciones notables, sobre todo de la pareja protagonista, tanto de niños como de adultos. Además, evita las concesiones vulgares al afrontar los pasajes más sórdidos de la trama. En este punto y en el papel del destino en la trama, “Sombras del tiempo” se parece bastante a “Slumdog Millionaire”, de Danny Boyle, aunque su tono es menos optimista, y su estilo, mucho más clásico. Ciertamente, en su afán de fidelidad a la cultura y al cine indios, Gallenberger extrema el melodrama, lo que debilita un poco la parte central del filme. Sin embargo, nunca pierde las riendas del relato, mantiene un alto nivel emocional y logra delinear con nitidez los perfiles dramáticos de los personajes. Queda así una película valiosa por su poderoso romanticismo y por su denuncia de la explotación infantil y del rígido clasismo de la sociedad india.

 

 

Fuente: Jerónimo J. Martín  ( cope.es  20/01/2012)