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Un abogado decide implicarse en negocios vinculados al tráfico de drogas, a pesar de todas las advertencias que le hacen otros integrantes del sector.

Director: Ridley Scott

Intérpretes: Michael Fassbender, Penélope Cruz, Cameron Díaz, Javier Bardem, Brad Pitt, Bruno Ganz

Guión: Cormac McCarthy

Duración: 117′

Género: Thriller, Drama

Estreno DVD: 02/04/2014

Público: +18

Valoración: **

Contenidos (de 0 a 6):

Humor:  0

Acción: 2

Amor: 0

Violencia: 4

Sexo: 3

Crítica:

 A Cormac McCarthy no se le puede etiquetar de un autor superficial. Sus novelas, interesantes de por sí, han dado lugar a guiones algo más grises que el original (Todos los caballos bellos) o igual de intensos y agudos (No es país para viejos o La carretera).

En El consejero, se ha convertido por vez primera en productor ejecutivo y guionista, sin partir de un texto suyo previo. Ridley Scott, tras el fracaso dePrometheus, convierte el libreto en una explosión de imágenes unas veces despiadadas, otras veces lascivas (entre ellas la obviable dramáticamente secuencia de apertura) y el resto cargadas de redundancias, con apariencia de tono trascedente.

Y es que Cormac McCarthy colma a los personajes con frases y reflexiones solemnes sobre la libertad, las encrucijadas de la vida o las consecuencias de los actos, marcadas por el cinismo y contradichas por el contexto y las mismas actitudes de sus protagonistas.

Seguramente, la intención es crear una atmósfera supuestamente shakespeariana sobre los recovecos de la corrupción, en una clásica trama de caída y descenso a los infiernos; esta vez sin redención, pese a algunas referencias cristianas.

Sin embargo, ni McCarthy ni Scott aportan ninguna idea ni imagen realmente novedosa, que no se haya visto en otros films tan abundantes sobre narcotráfico y enriquecimiento rápido, ni resulta solvente ese presunto trasfondo serio. Los monólogos de jefes de cártel como si fueran macbeths o hamlets empiezan a convertirse en un inverosímil cliché de este tipo de thrillers, mientras que la continua analogía entre el mundo del crimen y la relación con las mujeres acaba hastiando por su banalidad y estilo descarnado.

El consejero se articula como una fábula trágica en la que todo queda sobre aviso, con insistente redundancia en varias conversaciones, durante el primer tramo del film, de manera que no hay sorpresa, no hay suspense y las figuraciones de la codicia y la perversión se expresan con una gratuidad poco habitual en el cine de Ridley Scott. Para la historia queda un curioso momento (en la versión original), quizá resultado de su rodaje parcial en Alicante: mientras el protagonista se hospeda en una decrépita habitación en un poblado mexicano, un niño llama a su puerta y le habla en un perfecto castellano con acento catalán.

Fuente:   Lourdes Domingo (www.taconline.net)