Minority Report (2002)

 

El cazador perseguido

Cuando en 1983 un joven Tom Cruise rodaba Risky Business conoció a Steven Spielberg y surgió entre ellos un amor a primera vista. Desde entonces, el protagonista de Top Gun buscaba un proyecto para trabajar con él. Los años pasaron como una exhalación y así hasta que en 1999 llegó a manos de Cruise una historia que le pareció fascinante y se la envió a Spielberg. Éste la leyó y quedó maravillado. Había nacido Minority Report.

La película está ambientada en el año 2054, en la ciudad de Washington. El modo de impartir justicia en el planeta ha progresado considerablemente, pero por senderos peculiares y bastante sinuosos. El caso es que ahora los crímenes no se cometen, son impedidos antes de que se produzcan y las personas son encarceladas por ser criminales en potencia. La clave de esta práctica es la existencia de tres personas denominadas pre-cogs (abreviatura de pre-cognoscentes), instrumentos de la todopoderosa organización Pre-Crimen, de la que el agente John Anderton (Tom Cruise) es su principal líder. Sin embargo el departamento de Justicia piensa que en Pre-Crimen puede haber errores y que algunos inocentes han podido ser arrestados, y para investigarlo envía hasta allí al agente Danny Witwer (Colin Farrell). Anderton, por el contrario, cree fervientemente en su empresa y se refugia de la soledad en su trabajo, como si fuera un bálsamo para dolor que años atrás le produjo la pérdida de su único hijo. Pero su fe en Pre-Crimen se esfuma cuando uno de los pre-cog profetiza que en el plazo de 36 horas él mismo asesinará a una persona que ni siquiera conoce: el cazador se convierte en presa y dispone de muy poco tiempo para descubrir la verdad.

Si ya desde la trilogía de Indiana Jones Steven Spielberg demostró ser un maestro en películas de acción y más tarde hizo lo propio con el drama humano en La lista de Schindler, ahora se supera a sí mismo y ofrece un trepidante thriller de ciencia ficción, asentado sobre planteamientos que remiten directamente a cuestiones filosóficas y morales. La película es mucho más que un divertimento, que lo es, y ahí reside su grandeza. Y por encima de la atmósfera a lo Blade Runner, de los encomiables efectos visuales y de un guión sin fisuras, se alza la imponente figura de Tom Cruise, un tipo que aguanta cámara como nadie y que demuestra una vez más que es un actor como la copa de un pino.