Buenas noches, y buena suerte (2005)

Historias de la televisión

Historias de la televisión

Estamos en los 50, la etapa más dura del comité de Actividades Antiamericanas, promovido por el senador Joseph McCarthy, que ve comunistas por todas partes. Multitud de personas son juzgadas con argumentos sensacionalistas del senador, muchas veces sin pruebas. Funcionarios públicos pierden su empleo y directores y guionistas de Hollywood, acusados por sus propios compañeros, son incluidos en las tristemente célebres listas negras, circunstancia que les impide trabajar. Cunde el pánico entre la población. Pero alguien se atreverá a cuestionar a McCarthy. Se trata de Edward Murrow, pionero de la televisión, director y presentador del programa ‘See it Now’, de la cadena CBS.

Murrow, famoso porque después de comentar sus impresiones se despedía con la frase “buenas noches y buena suerte”, se fijó en un caso claramente injusto, el de un piloto del ejército destituido por la única razón de que su madre y su hermana, en algún momento, acudieron a reuniones del partido comunista. Murrow y su equipo elaboraron un programa sobre este asunto, y posteriormente emitieron una declaración del propio senador, que había reclamado su derecho de réplica.

George Clooney es hijo de un presentador televisivo, se hizo famoso con la serie Urgencias y reflexionó sobre el mundillo de la pequeña pantalla en Confesiones de una mente peligrosa, su prometedora opera prima. Confeso admirador de Murrow, Clooney era el hombre adecuado para adaptar al cine su enfrentamiento con el senador. Y lo hace con un estilo sobrio, cercano al documental, con una estupenda fotografía en blanco y negro, sin concesiones a secuencias sentimentales forzadas. Clooney denuncia el abuso de poder y homenajea al medio televisivo, que se usa habitualmente para entretener –casi narcotizar– con productos de evasión, pero que si se usa bien puede servir para garantizar la libertad de los ciudadanos.

Los críticos estadounidenses trazaron paralelismos entre el film y la actualidad de su país, pero en realidad Clooney realiza una apología intemporal de la libertad de expresión y el periodismo bien hecho. No obtuvo ningún Oscar, a pesar de las seis nominaciones con las que contaba. El siempre efectivo David Strathairn encarna a Murrow, mientras que Clooney se ha reservado un papel secundario, el del fiel colaborador del protagonista: Fred Friendly.