El coro (2014)

La voz

En un pueblecito de Texas, Stet padece a sus once años el acoso de sus compañeros, que se burlan de su madre soltera, una mujer madura que no da con el hombre adecuado, por lo que tiene problemas con el alcohol. Cuando ella fallece de forma repentina se agrava la situación del chaval. Entonces entra en escena su progenitor, un individuo casado con otra, que ha mantenido su existencia en completo secreto, por lo que prefiere deshacerse de él. De esta forma, usa su potencial económico para matricularle en un exclusivo internado para chicos con habilidad para el canto coral, que cuenta con un carismático director del coro.

Polifacético director de óperas, cortos y dos espectáculos del Cirque du Soleil, el canadiense François Girard ha sido el responsable de tres largometrajes, CargoEl violín rojo y Seda, donde también compuso el guión. Parte por primera vez de uno ajeno en El coro.

Se podría caer en el injusto error de tachar la película de complaciente y sensiblera. O de utilizar a mansalva elementos del film francés Los chicos del coro, rodando en inglés, con actores de tirón internacional. Pero la realidad es que el film usa de estos elementos con una brillante ejecución, que propicia un grato visionado. Parte de un libreto impecable de Ben Ripley (Código fuente), que acumula diálogos bien escritos (el padre convenciendo a los responsables de la institución de que acepten a su hijo, la directora del centro justificando una decisión difícil, o el director del coro declarándose ateo pero poniendo de manifiesto la comunión espiritual que propicia la música clásica al público…).

Dispone de los actores indicados para declamarlos, quizás algunos en registros poco arriesgados, pues Dustin Hoffman vuelve a ser un tipo peculiar pero carismático y brillante, y Kathy Bates una mujer autoritaria que esconde su corazoncito. Como cabe esperar, ambos vuelven a bordar este tipo de papel en El coro, y cuentan con el sólido respaldo del resto del reparto, que incluye en una breve intervención a la grandiosa Debra Winger (directora de una escuela), a la que se ve demasiado poco en el cine tras su recital en Tierras de penumbra, y a los siempre resultones Josh Lucas (el padre) y Eddie Izzard (mano derecha del personaje de Hoffman). Quizás el joven protagonista, el debutante en el largometraje Garrett Wareing, ha sido escogido más por su excepcional voz que por sus dotes interpretativas, pero da la talla.

Se nota que Girard conoce el mundo de la música clásica que muestra en la pantalla con pasión. Montada con un tempo pausado propio de un adagio, El coro tiene el tono amable y positivo de ¡Qué bello es vivir! (que aparece en una secuencia), y una enorme capacidad para convencer al gran público, al tiempo que da a conocer el potencial de la educación para cambiar la vida del individuo, reivindicando el esfuerzo por hacer las cosas bien –se deben inculcar al alumno valores éticos y disciplina–, y el valor de la familia.

En cualquier caso, todo esto queda en segundo plano por la música. La banda sonora combina piezas clásicas como «Spem in Alium», de Thomas Thallis, con contemporáneas como «Adiemus», del galés Karl Jenkins, cuyo armonioso sonido responde a las expectativas de quien paga una entrada para un largometraje que al fin y al cabo se titula El coro, por lo que se supone que alguien tiene que cantar.