Basada en una historia que mezcla realidad y ficción al mismo tiempo, la cinta nos traslada al año 1911, en París, cuando, presumiblemente, el joven Pablo Picasso y su amigo Guillaume Apollinaire fueron detenidos como principales sospechosos del robo del famoso cuadro La Gioconda, del Museo del Louvre.

 

 

 

 

 

 

Director: Fernando Colomo

Intérpretes: Ignacio Mateos, Pierre Bénézit, Stanley Weber, Louise Monot, Raphaëlle Agogué, Lionen Abelansky

Guión: Fernando Colomo

Duración: 90′

Género: Comedia

Estreno: 25/01/2013

Público: +16

Valoración: **

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 2

Acción: 2

Amor: 0

Violencia: 1

Sexo: 0

Crítica:

El director madrileño Fernando Colomo, así mismo autor del guión de esta cinta, después de la realización de varios cortos, inició su carrera en 1977 con Tigres de papel, seguida de más de 20 títulos, entre los que destacan¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? (1978), La vida alegre(1987), Bajarse al moro (1989), Los años bárbaros (1998) y Rivales (2008), con importantes premios cinematográficos.

Con La banda Picasso muestra su especial interés por la estancia del genial pintor español en París, justo en el momento de la gran influencia del cubismo en sus cuadros y su contacto y confraternización con muchos de los artistas que en aquella época alternaban con él talleres y galerías. La película no es lo que en términos cinematográficos se define como un “biopic”. Simplemente reúne a los más afines, involucrándoles en un equívoco suceso, que logra conmover a la opinión parisina y en el que los nombres de Picasso y Apollinaire salen en primera página.

El film, con una escenografía de indudable veracidad, refleja adecuadamente  situaciones y ambientes, recreándose más en el estilo y fiel representación de la época que en el transcurso de la propia historia. Mucho más en el continente que en el contenido.

Sí se esmera, en cambio, en dejar patente el verdadero sentido de la amistad entre todos aquellos artistas y la desinteresada ayuda prestada entre unos y otros, en un momento en que todavía no tenían mucha idea de la fama que sus nombres y apellidos llegarían a alcanzar en un futuro no muy lejano.

Curiosamente comienza en blanco y negro…y acaba en color, donde la magia de la cámara de José Luis Alcaine brilla con todo su esplendor y maestría.

 


Fuente: Joaquín Guitart (www.taconline.net)