Senal-Pegatina-Ruido

En Estados Unidos gustan los libros voluminosos, sean novela o ensayo. Es el caso de La señal y el ruido, de Nate Silver (n. 1978), estadístico, bloguero, apostador y en un tiempo buen jugador de póquer. El subtítulo en el original es “por qué la mayoría de predicciones fallan pero algunas no”.

El libro, en su tesis principal, que es un buen uso del cálculo de probabilidades, podría caber en cincuenta páginas. Pero Silver lo ilustra con ejemplos de lo más variados, en capítulos extensos y detallados: la meteorología, las predicciones políticas y económicas, el cambio climático, el ajedrez, el póquer, el terrorismo… Casi todos esos capítulos son interesantes en sí mismos, pero no aportan mucho más a la tesis central.

La tesis es: hay un aumento exponencial de la cantidad de información que hoy se recibe. “La mayor parte de esa información es solo ruido y el ruido aumenta mucho más rápido que la señal”. Por otro lado, sostiene que, a pesar del ruido, “la cantidad de verdad objetiva se mantiene relativamente constante”. “Este libro se opone frontalmente al punto de vista nihilista que niega que existan verdades objetivas. Al contrario, sostiene que la creencia en una verdad objetiva (y la determinación de encontrarla) es el requisito indispensable para realizar mejores predicciones”.

El modo concreto del cálculo de probabilidades para hacer predicciones que sigue Silver está inspirado en un autor del siglo XVIII, Thomas Bayes, del círculo de Adam Smith y David Hume.

No hay espacio para detenerse en esto. Pero el teorema de Bayes “trata sobre la probabilidad condicional, es decir, nos indica qué probabilidades existen de que una teoría o una hipótesis sea cierta si se produce un acontecimiento determinado”.

Este método ayuda a no caer en la falacia de que, a mayor número de informaciones, más probabilidad de predecir un suceso. Porque es muy probable que gran parte de esa información sea ruido y no señal.

En fin, uno de los consejos finales de este libro: “Para poder diferenciar la señal del ruido es necesario tanto el conocimiento científico como el conocimiento de uno mismo: serenidad para aceptar las cosas que no podemos predecir, valor para predecir las cosas que sí podemos predecir y sabiduría para saber diferenciar unas de otras” (adaptación de la plegaria atribuida a Reinhold Niebuhr, 1892-1971, teólogo y politólogo norteamericano).

Firma: Rafael Gómez Pérez (icmedianet.org)