.Fuente: Diario Vasco

.por A.Barajas, 30-1-09

A tenor de las últimas encuestas en relación a las preferencias de los espectadores de diferentes edades, en relación al visionado de sus programas favoritos, se perciben tendencias que, si se confirman, supondrán cambios muy importantes en el panorama audiovisual. Un dato llama extraordinariamente la atención. Es el relativo a la diferencia en la actitud en las distintas franjas de edades y sobre todo, la que se refiere al comportamiento entre los jóvenes menores de 25 años y los que lo han superado. Mientras en los mayores prevalecen todavía las preferencias por el visionado en familia reunidos en torno al aparato de televisión tradicional, sea éste analógico o digital, los jóvenes antes mencionados optan por el visionado en su ordenador particular a través de internet a pesar de que la calidad de la imagen es todavía, mucho peor. En definitiva, el futuro personificado en los actuales jóvenes y la implantación de mayores anchos de banda para los servicios de la Red ofreciendo mejor calidad parece que refuerzan las futuras preferencias de visionado por internet. Motivados por los contenidos buscan opciones muy personales y cómodas con posibilidades de visionado y repetición cuantas veces se desee a las horas que más convengan. Hoy es el día que el ordenador compite cada vez más con la televisión y se percibe ya la tendencia de reservar la televisión tradicional para eventos que generen fuerte interés colectivo.
Si a todo ello se añade el interés que suscitan los programas generados por los mismos usuarios es claro que se avecinan profundos cambios en los modos tradicionales de producción y exhibición audiovisual. Lo próximo, lo inmediato y la inter actuación que ofrece internet rompe los esquemas tradicionales y está ya generando crisis en las cadenas generalistas, en productoras conocidas e incluso en las salas de exhibición de películas donde el número de espectadores va decreciendo paulatinamente. A pesar de que cada vez hay mayor demanda de contenidos, los hábitos de consumo están cambiando de forma acelerada forzando nuevas estrategias y posicionamientos. ¿Subsistirán las actuales salas de cine sin introducir innovaciones (pantallas 3D, butacas sensoriales, etc.) que motiven una mayor asistencia de espectadores? ¿Podrán sobrevivir las TDT locales o comarcales, sin grandes disponibilidades económicas y con ingresos cada vez menores debido a la fragmentación de la audiencia y de la publicidad, al impacto de la misma oferta por internet?
La coincidencia entre el «apagón analógico» prevista para el próximo año y la paulatina implantación de cada vez mayores anchos de banda, ofreciendo mejores calidades audiovisuales, ofrece un panorama de lo más interesante para el futuro del sector audiovisual.