Cuando las plataformas de streaming empezaron a llegar a nuestros hogares supusieron todo un cambio en nuestra manera de consumo. Dejando atrás las parrillas programadas y los contenidos publicitarios. La duración de los episodios se redujeron, unido a tener disponible las temporadas completas, permitieron un consumo voraz de los contenidos y desencadenó el famoso Binge-watching, o atracón de series.

Las plataformas apostaron por comprimir los contenidos televisivos. Adaptándose a un usuario que cada vez consume más rápido.

Pero el modelo parece cambiar. Cada vez son más las plataformas que apuestan por el estreno semanal y por episodios más largos. En muchos casos esta extensión de metraje supera los 60 minutos.

Hemos pasado de series con menos episodios y más cortos, a contenidos más extensos.

Un ejemplo muy reciente es el de Stranger Things. Cuando la serie se estrenó en Netflix los episodios duraban entre 45-50 minutos. En la cuarta temporada superan los 60 minutos y con un final de temporada de más de 2 horas. Los tres últimos han contado con duraciones propias de una película al durar 1 hora y 38 minutos, 1 hora y 25 minutos y 2 horas y 30 minutos, respectivamente. Unas cifras desorbitadas que los hermanos Duffer no esperan repetir en la quinta y última temporada de la serie.

Este aumento puede suponer un beneficio a nivel de métricas. En la página de Netflix top 10 aparecen los contenidos que acumulan más horas de reproducción en la plataforma. Lo mismo que en la métrica de Nielsen en EEUU.

Usando otra vez a Stranger Things como ejemplo, una temporada de la serie de 9 episodios de unos 50 minutos de duración su pone un total de 450 minutos/7,5 horas de visionado. Los nueve episodios de la cuarta temporada se traducen en 831 minutos/13,85 horas de reproducción.

Esto posiciona a la serie como una de las más vistas de la plataforma ya que ahora se mide todo por tiempo de consumo.

Pero no solo Netflix está apostando por este sistema. Todas se han unido a esta tendencia de mayor duración.

La duda viene ante la inminente llegada de la publicidad a todas las plataformas streaming. ¿Tiene sentido alargar los episodios cuando va a haber publicidad?

Es cierto que con la ampliación del metraje se consigue un mayor engagement tanto con la plataforma como con el contenido. Mayor implicación en la serie y con sus personajes. Y de esta forma acabar con el consumo atropellado de contenidos y fidelizar al consumidor. Esto puede darse con facilidad en contenidos ya conocidos.

El problema viene cuando el contenido es nuevo. El usuario esta acostumbrado a series cortas que pueden verse de forma rápida. Y si el capítulo dura poco y no le gusta cambiar de serie, pero si superamos la barrera de los 60 minutos la cosa cambia.

Esto puede suponer un reto para retener la atención del consumidor.

Firma: Patricia Vázquez