Los dos problemas de Tiktok que amenazan su reinado: su contenido ‘ultraadictivo’ y… China

Nació en Pekín y ha conquistado el mundo, pero la red social de moda provoca recelo y polémica en medio mundo. Cada vez más expertos señalan sus efectos nocivos en la juventud, países como Estados Unidos se plantean prohibirla por el riesgo para la seguridad nacional, pero otros apuntan nuevas oportunidades de negocio. En China opera de forma totalmente diferente

 

TikTok no había saltado aún al ámbito internacional cuando ya provocaba agitados debates sobre su impacto en la juventud china. La escritora Zhang Qifang no tuvo duda en bautizar a la red social como «el opio del siglo XXI», trazando así un paralelismo con la droga que los británicos utilizaron para subyugar a China en el siglo XIX. «Si quieres destruir el futuro de un chaval, deja que se descargue TikTok. Es un algoritmo que devora su tiempo con contenido vacuo. Ofrece orgasmos breves y repetitivos que insensibilizan. Y reducen al mínimo la capacidad de atención de la gente», disparó.

Creada por la pequinesa Bytedance en 2016, la red arrasó entre el creciente número de internautas chinos con sus vídeos cortos de bailes, retos y escenas costumbristas. Un año después, TikTok apostó por el mercado global y adquirió Musical.ly. En 2018 se convirtió en la aplicación más descargada del planeta, en 2021 superó los mil millones de usuarios y ya cuenta con más cuentas que Instagram si se suman los de la versión doméstica y los de la internacional. «Ha sido una de las empresas más beneficiadas por la pandemia, porque entró en el momento más adecuado, cuando la gente quería demostrar sus habilidades en casa», argumenta Fátima Martínez, experta en márquetin digital y redes sociales y autora de ‘El libro de TikTok’.

 

Dos ‘influencers’ francesas crean contenidos para la red social. PHILIPPE LOPEZ / AFP

Pero pocas redes son más polémicas. Hasta el punto de que la han prohibido países como Indonesia o India, donde llegó a tener casi 200 millones de usuarios. Otros han suprimido algunas de sus funciones, y un último grupo, con Estados Unidos a la cabeza, están planteándose restringirla. Las razones para bloquearla son muy variadas: desde el «contenido inmoral e indecente» aducido por Pakistán, hasta la amenaza que supone para la seguridad nacional esgrimida por Indonesia, pasando por su potencial para incrementar el ‘cyberbullying’ con el que lo ha justificado Bangladés. En Washington temen que sea un caballo de troya chino, aunque no hay ninguna prueba que lo sustente.

Una amenaza para Google o Amazon

«TikTok marca un punto de inflexión en el sector de las redes sociales. Está adaptado a la Generación Z, crea un nuevo código de comunicación que consolida el vídeo corto vertical como herramienta para el entretenimiento y la divulgación, y tiene una clara vocación de crecimiento porque es una metarred que va adoptando funciones que no eran propias de las redes sociales», explica Carmela Ríos, profesora de Redes Sociales y consultora de Prodigioso Volcán.

 

Los jóvenes ya no consultan sus dudas a Google. «Prefieren el buscador de TikTok porque encuentran una respuesta en 30 segundos y sin publicidad», comenta Ríos. Y puede que pronto ya no compren en Amazon, porque la red prepara el inminente lanzamiento de su función de comercio electrónico. «En España todavía nos queda dar un paso para hacer compras durante un directo con confianza, pero es solo cuestión de tiempo. Y cuando TikTok integre esas compras sin necesidad de redirigir al usuario a otra página, todo puede dar un vuelco, porque se beneficiará del consumismo compulsivo al que induce el contenido de la red», vaticina Martínez. Para muchos, esa amenaza comercial pesa más en el ansia de veto de Occidente que las sospechas de espionaje.

«La capacidad para viralizar cualquier cosa es muy interesante para las empresas. Cualquier desconocido puede publicar un vídeo por la noche y despertarse con medio millón de visualizaciones. Como el sistema es muy opaco no sabemos por qué sucede, pero ahí está lo que llamo el ‘efecto Cenicienta’», analiza Ríos. Y es lo que, en opinión de Martínez, también resulta atractivo para los creadores de contenido. «Ahora todos los niños quieren ser ‘influencers’, y muchos padres buscan hacer dinero con ellos. Con los regalos en los directos, no es difícil ganar entre 300 y 500 euros al mes. En YouTube se puede ingresar más si tienes muchos seguidores, pero hay que esforzarse y trabajar mucho más», comenta.

 

Claro que la facilidad para crear contenido y el incentivo económico también alientan actitudes machistas y sexistas. No faltan vídeos en los que jóvenes con poca ropa buscan los ‘stickers’ y las propinas que luego pueden canjear por dinero. Y viral se ha hecho la condena impuesta a un hombre de 32 años residente en Soria por abofetear en directo a su pareja para, según sostienen ambos, ganar seguidores y dinero. «Hay una contrarrevolución frente a los valores del feminismo que abanderan personas como Irene Montero», argumenta Martínez. «Pero también hay músicos que viven gracias a lo que recaudan durante sus emisiones en directo», afirma.

Enganchados al algoritmo

Tal es la influencia que ha adquirido TikTok que otras redes han comenzado a copiarla. El ejemplo de Reels quizá sea el más claro. El problema es que, en palabras de Ríos, TikTok es «extremadamente adictivo porque el algoritmo conoce a los usuarios mejor que nadie». Martínez añade que otro de sus puntos fuertes reside en que «hay contenido para todos los intereses, por raros que sean». Y ese es un peligro para su salud mental. «Es placentero porque no hay que hacer nada y se recibe contenido que gusta. Pero afecta a la capacidad de concentración y de aprendizaje, y los más vulnerables corren el riesgo de sumergirse en una burbuja», añade Ríos, señalando que las redes sociales pueden propiciar incluso tendencias suicidas y subrayando que «los padres deberían aprender a gestionar los riesgos que acarrean las redes».

TikTok es la red a la que sus usuarios pasan más tiempo conectados. 75 minutos al día de media global según Qustodio, 31 minutos más que la segunda clasificada, Instagram. En España, la diferencia es menor: 65 minutos frente a 63 de la red social de Zuckerberg. Pero la progresión es espectacular: en solo un año, el tiempo que pasan en la aplicación se ha duplicado. «Y le queda mucho recorrido», predice Martínez.

Miedo a China

Pero TikTok está lastrada por un hándicap que provoca innumerables suspicacias: es China. De hecho, existen dos TikTok: la original, que opera exclusivamente en el gigante asiático bajo el nombre original de Douyin, y la internacional. Salvo que se utilicen números de teléfono locales, es imposible registrarse en Douyin fuera de China; y viceversa. Son dos círculos estancos, cuyo contenido no trasciende de uno a otro. Lógicamente, la consulta de un término arroja resultados completamente diferentes.

 

«Es una estrategia con varios objetivos. Por un lado, permite adecuar las líneas rojas que rigen cada una de las redes. Por otro lado, facilita el establecimiento de servidores dentro y fuera de China, de forma que se cumpla siempre con la legislación en materia de privacidad y de datos», explica Han Xurong, de la Universidad de Shanghái.

En ambos TikToks, el sexo y la violencia están vetados. Pero en Douyin los límites a la expresión de los usuarios van mucho más allá y afectan al discurso político y social. Si el usuario busca Tiananmen, como en el resto del ciberespacio chino, no verá nada sobre la masacre de 1989. Según datos oficiales, China eliminó más de 54 millones de posts y 160.000 cuentas de redes sociales el año pasado por diseminar «información dañina o ilegal».

 

En TikTok, sin embargo, Martínez aprecia «mucha más libertad de expresión que en ninguna otra red social, e incluso que en los medios de comunicación». La especialista señala que, por ejemplo, no existe un sesgo político. «Tampoco me preocupan las alegaciones sobre espionaje. Porque las únicas que se han demostrado ciertas han sido las de Facebook y ahí sigue comerciando con nuestros datos», dispara.

«En TikTok hay mucha más libertad de expresión que en ninguna otra red social, e incluso que en los medios de comunicación»

Fátima Martínez

Experta en márquetin digital y redes sociales y autora de ‘El libro de TikTok’

No obstante, Martínez y Ríos concuerdan en señalar que esa libertad ampara bulos y «un paraíso para la desinformación». La segunda señala la campaña electoral que ha llevado a Bongbong Marcos a la presidencia de Filipinas. «TikTok ha sido clave en el blanqueo de su historia», asegura. Y que China pueda controlar una herramienta política cada vez más relevante sí es algo que merece atención. «Además, los chinos están haciendo dinero amañando las reglas: por un lado bloquean en China a los gigantes tecnológicos occidentales y, por el otro, exigen que los suyos tengan vía libre», subraya Martínez.

«Es placentero porque no hay que hacer nada y se recibe contenido que gusta. Pero afecta a la capacidad de concentración y de aprendizaje, y los más vulnerables corren el riesgo de sumergirse en una burbuja»

Carmela Ríos

Profesora de Redes Sociales y consultora de Prodigioso Volcán

Por todo ello, las analistas concuerdan en vaticinar la pronta regulación de TikTok. Tanto desde la perspectiva del contenido, que ahora se vuelca sin apenas filtros, como de la propia administración de la empresa. Y Bytedance podría tener que pasar por el aro y deshacerse de su participación en la red internacional si no quiere que le pase como a Huawei y acabe vetada en Estados Unidos, cuyo gobierno también podría lanzar una campaña para tratar de que el veto se extienda al resto de sus aliados en la nueva Guerra Fría que se libra sobre todo en el plano tecnológico. «Hace falta una monitorización minuto a minuto para adaptar la legislación, porque la tecnología cambia cada semana y tiene un profundo impacto en la gente y en la política», sentencia Ríos.