Ir al cine es una actitud. Y no, esto no es un eslogan publicitario bonito o fácil de recordar. Va en serio. Todo lo que hagas en esa sala repercute en el resto del público. Por eso es muy importante recordar que es un acto social.
- FUENTE: María Ros – Colaboradora de CinemaNet
Que tú vayas al cine afecta al resto de espectadores. Así que coge el móvil y apunta estos 10 consejos sobre lo que debes y lo que no debes hacer una vez sentado en las cómodas butacas de la gran sala:
- Déjate sorprender.
Sé cómo un turista. Déjate llevar por lo que ves, por lo que te suscita, sin prejuicios, sin etiquetas. Simplemente empápate de todo lo que percibes y disfruta de la historia.
- Cine con valores también implica valores en el cine.
Hay una diferencia fundamental entre ver una película y mirarla. Ver es limitarse a sentarse frente a la pantalla y dejar correr el tiempo. Mirar, en cambio, implica observar cada matiz y absorber su significado. Se trata de ir más allá de lo obvio, de bucear por la historia y atreverte a sacar algo de provecho del mundo interior de los personajes, de sus experiencias, de las enseñanzas que destila el argumento. Es la diferencia entre ser un mero espectador o dejar que lo que ves, te cambie.
- No vayas con las manos vacías.
Cuando vas a casa de alguien a cenar llevas vino o bombones. ¿Por qué debería ser distinto en el cine? La gran pantalla te ofrece un argumento, una trama, unos personajes. Te embulle en una historia. Ve sabiendo algo. Crea tu propio bagaje, que no te pillen desprevenidos los actores sin saber nada de su trayectoria, ni el director, ni los escenarios. Disfrutarás más de la película si tienes criterio para saber si te toman el pelo o si te aportan algo.
- Gástate dinero.
Estamos en crisis y lo fácil es decir aquello de “la cultura está muy cara, ya me la bajaré de Internet”. Pero, ¿no pagamos la cuenta en un restaurante o la factura del móvil? Entonces ¿por qué somos tan rancios con la entrada del cine, una entrada a las puertas de la cultura audiovisual? Nos gustaría que fuera más asequible, sí, pero no es así. Y ¿qué vamos a hacer? ¿Dejar de culturizarnos porque cuesta? Pues vaya negocio. Ahí nadie gana.
- Ve acompañado.
Lo mejor de ver una película no es el propio visionado, sino la magia que lleva a que cada espectador haya visto una película distinta. Cada uno ha interiorizado la historia con su propio filtro. Ahí se pone en juego tu capacidad analítica, descubres matices que el otro ve y tú no, razonas tus argumentos, confeccionas tus teorías, elucubras sobre la trama y desmontas la película fragmento a fragmento para exprimirla al máximo. Cuatro ojos ven más que dos. Así se les saca jugo, así las entiendes y llegas al fondo.
- Apaga el móvil.
No hay nada que crispe más que estar enfrascado en la historia y que suene un móvil. En ese mismo instante en el que alguien osa sacarte de tu ensimismamiento por un whats app o una llamada inoportuna, te acuerdas de los ancestros del liante y maldices a todos sus descendientes. Así de simple. Ir al cine es un acto social, por eso es importante recordar que no estamos solos viendo la película. El whats app seguirá ahí después de la hora y media, no sufras.
- No hagas de narrador omnisciente.
Tus comentarios y opiniones se las expones después a tus amigos. Sí que te sonara el móvil ya era horrible, que te pongas a comentar absolutamente cada escena de la película es peor. Si sigues así, saldrás del cine con las palomitas por sombrero.
- No vayas con niños a ver una película de mayores.
Ellos se aburren, tú no ves la película por estar pendiente y al resto de espectadores les molesta tener que estar oyendo que el pequeño tiene hambre o sueño. Los padres sabéis cuándo una película es adecuada o no, ese filtro lo tenéis más que manido, no os la juguéis.
- No tengas miedo a reírte si te hace gracia.
Es una de las mayores conquistas para el guionista si esa era su intención. Solo intenta no pasarte así los 90 minutos. Nada es tan gracioso.
- Levántate y vete si no te gusta, pero en silencio.
¿No te ha molado el argumento, los personajes o los efectos especiales? Vale, sal, vete, no importa. Es totalmente lícito, nadie te pegará por marcharte, si no te ha gustado no tienes por qué perder el tiempo ahí. Pero no montes un numerito, escríbelo en twitter, quéjate de forma oficial, lo que quieras, pero deja que los que se quedan puedan terminarla con tranquilidad.
Ir al cine es un lujo, eso está claro. No solo cuesta un esfuerzo económico sino que también implica un movimiento. Además, hoy en día cualquiera puede ver las películas que están en cartelera desde su propio sofá en muy poco tiempo.
Por todo esto, ir al cine termina siendo algo excepcional: la historia a todo color, el sonido perfecto, las butacas cómodas y la espaciosa pantalla. Así que de nuestra actitud depende que los demás vuelvan al cine o acaben hartos y pasen. Y cada vez habrá más butacas vacías hasta que los cines quiebren. ¿Seremos cómplices de esa lenta y dolorosa muerte?
