Yann, cocinero, y Nadia, camarera y madre de un niño de 9 años, deciden arriesgarlo todo y montar un restaurante junto a un lago. Tienen talento, energía, amor y sueños de sobra, sólo les falta dinero. Pronto se dan cuenta de que no puedan hacer frente a los préstamos que han solicitado.

Nadia se ve obligada a irse sola para trabajar en Canadá, intentando resolver los acuciantes apuros de la pareja, y Yann se queda, acompañado del hijo de Nadia, en un intento desesperado por salvar el restaurante, enfrentándose a una avalancha de acreedores, a un sistema ciego, sin piedad, y a un trabajo agotador.

 

 

Director: Cédric Kahn

Intérpretes: Guillaume Canet, Leila Bekhti, Slimane Khettabi

Guión: Cédric Kahn, Catherine Paillé

Duración: 112′

Género: Drama

Estreno DVD: 06/02/2013

Público: +16

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 0

Acción: 3

Amor: 2

Violencia: 2

Sexo: 1

Crítica:

Es ésta la novena película del realizador Cédric Kahn, después de L’avionen 2004 y Feux Rouges en 2003, entre otros títulos de su filmografía; distinguido asimismo con el Premio Jean Vigo en 1969 por Trop de bonheur. La prestigiosa guionista Catherine Paillé ha colaborado con él para la confección del guión de esta nueva cinta.

El título Una vida mejor podría sugerirnos erróneamente una visión placentera o distendida de la vida de los protagonistas de este film. Pero no es así. Es en realidad un claro manifiesto de “cine social”. Cinema-verité de rabiosa actualidad, que incide en las sempiternas barreras que un amplio sector de nuestra sociedad no consigue sobrepasar, pese a sus denodados esfuerzos por alcanzar nuevas metas o abrir nuevos horizontes. Unos nuevos horizontes que les permitan aquella mejor vida que tanto ansían, muchas veces sin resultado positivo ni esperanza alguna.

Es posible que Yann y Nadia, los protagonistas de la película, hayan basado sus ilusiones en objetivos inalcanzables. Todo puede ser, pero ello no es óbice para que se vean obligados desde un principio a renunciar a ellos.

Guillaume Canet y Leila Bekhti dan vigor y sensibilidad a sus respectivos personajes en su abnegada lucha por mejorar su complicada situación.

A las órdenes de Cédric Kahn, la cámara de Pascal Marti, de excelente factura, extrae una buena dosis de autenticidad al mostrar el verismo de ciertos entornos del extrarradio de la gran urbe, donde la convivencia del ser humano con el prójimo se reduce a unos pocos metros insalubres.

Afortunadamente, dentro de la desilusión y el desespero, se abre una pequeña luz con nuevos horizontes. En este caso un niño. Un niño que sirve de bálsamo renovador y nexo de unión en el futuro de dos seres atribulados en busca de una vida mejor.

 


Fuente: Joaquín Guitart  (www.taconline.net)