Ficha:
103 min. | Thriller | Acción
Público apropiado: Jóvenes-adultos
Año: 2016
País: España
Dirección: Kike Maíllo
Intérpretes: Mario Casas, Luis Tosar, José Sacristán, Ingrid García Jonsson, José Manuel Poga, Nya de la Rubia, Manuel Salas, Ignacio Herráez, Luichi Macías
Después de la grata sorpresa que supuso Eva, inteligente muestra de ciencia ficción española, Kike Maíllo insiste en el cine de género, esta vez el thriller, una historia de aires padrinescos en cuyo guión han trabajado a cuatro manos Rafael Cobos (7 vírgenes, Grupo 7, La isla mínima) y Fernando Navarro (Anacleto, agente secreto).
Tres hermanos llevan años inmersos años en el mundo criminal en la costa andaluza, trabajando a las órdenes de Romano, un mafioso local. Pero Toro, el pequeño, que siempre le ha visto como un padre, le comunica que ha hecho para él el último trapicheo, ahora quiere ser una persona honrada. Las cosas se tuercen cuando los hermanos se ven envueltos en una persecución policial que acaba muy mal, con uno de ellos muerto, Toro en la cárcel, y sólo López en libertad. Pasados cinco años Toro está a punto de lograr la condicional, trabaja de taxista, está feliz con su novia Estrella, profesora… Pero su hermano López no puede dejar de meterse en líos, que acabarán involucrando a Toro, y enfadando mucho a Romano.
Toro es una prueba más de que en España se puede hacer dignísimo cine comercial –el Toro de Osborne se diría que sustituye al clásico letrero de Hollywood–, que poco tiene que envidiar a muchos filmes estadounidenses. Aquí la acción está bien servida, aunque se abuse de la violencia. Y Maíllo prueba nuevamente que tiene gran fuerza visual, sentido de la composición del plano, y sabe hacer buen uso de la imaginería y los colores, con decorados vistosos como el del hotel-fortaleza del villano.
Como es bastante típico en cintas que transcurren en el Sur, se utilizan Vírgenes y otros elementos religiosos, incluida la banda sonora, con sonido de cornetas y otros instrumentos típicos de las procesiones. De este modo se introduce una variante local en esa suerte de Padrino que compone José Sacristán, superfeliz de que le nombren hermano mayor de una cofradía. El actor se siente seguro en su personaje, al igual que Mario Casas –se le da mucho mejor hacer de chico de barrio que de “boy scout” en Palmeras en la nieve–, y no digamos Luis Tosar, su López lo ha hecho ya mil veces en otras películas.
Y sin embargo, podía esperarse más de Toro, no puede negarse que el guión está atravesado de estereotipos, y le falta consistencia. Se le perdona que no invente la pólvora, pero no se entienden muchos movimientos de los personajes que ponen en peligro la vida de seres queridos, y algunos conejos que salen de la chistera sin que venga demasiado a cuento. La presencia de la niña Claudia Canal, puede ser una cuestión sentimental para Maíllo, pero la relación con su padre, López, no está trabajada, al final introduce un elemento “tierno”, y da pie a algún plano resultón –el final–, pero es plana, poco creíble. Lo mismo podría decirse en relación a la novia Estrella, Ingrid García Jonsson, reducida a mero asidero de la trama, para “epatar” en cierto momento al personal.
José María Aresté