Bob y Ruth son una joven pareja de fugitivos en los años 70. Enamorados y despreocupadamente felices, sobreviven gracias a los delitos que cometen, ajenos a los peligros de vivir al margen de la ley. Un día Ruth, accidentalmente, mata a uno de los policías que los están persiguiendo. Bob asume la culpa y es arrestado. Cuatro años después, incapaz de soportar por más tiempo la separación de su mujer y de su hija, a la que no ha llegado a conocer, Bob escapa de prisión con un único objetivo: recuperarlas.
Director: David Lowery
Intérpretes: Rooney Mara, Casey Affleck, Ben Foster, Keith Carradine, Nate Parker, Rami Malek
Guión: David Lowery
Duración: 126′
Género: Drama, Romántica
Estreno: 09/05/2014
Público: +16
Valoración: ***
Contenidos (de 0 a 6):
Humor: 0
Acción: 1
Amor: 0
Violencia: 3
Sexo: 0
Crítica:
La segunda película de Lowery es una particular balada en la que resuenan restos de western, del cine romántico de fugitivos de la ley y un tono poético cercano a Terence Malick. Todo esto junto a un conjunto de actores cargados de sugerente melancolía redondean un film relevante.
David Lowery es un director de interés y que conviene seguir, al menos hasta que llegue su tercer film. Con el segundo, ha logrado aparecer en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes y ganar el Premio a la Mejor Fotografía en el Sundace 2013. En esa misma edición, se presentaron otras dos películas en las que él mismo había participado: Pit stop, como co-guionista, y la sugerente y visceral Upstream color, como montador.
Todo En un lugar sin ley remite a sus referentes (antes citados) y lo sabio es que Lowery no lo esconde. El Oeste como zona no conquistada por la ley; el tono sureño en la afligida calidez de la fotografía del paisaje; cierta inquietud por la fama que inspira más tristeza que enfado o risa; el ritmo marcado por las elipsis que vehicula los auténticos conflictos del guión; el localismo que invoca la lírica en lugar de la épica; el tono crepuscular de unos protagonistas jóvenes que, aunque sueñan, ya parecen cansados antes de empezar a huir; otros lugares comunes como las cartas, el azar y el destino como enfermedades inexorables (trágicas) y la pasión motivante del hogar como quimera, algo que tan bien remacha el guión con la conversación entre Bob y el joven en cuyo coche se sube casi al final del film.
Precisamente, lo interesante y singular es cómo este director consigue integrarlo sin que resulte antinatural o precocinado. Hay un hálito de franqueza e inteligente ingenuidad que modela la película y que suena a descubrimiento, al menos en la mayoría de sus personajes interpretados por unos Rooney Mara, Casey Affleck y Ben Foster (por citar los tres protagonistas) muy recónditos y particularmente entrañables.
Fuente: Lourdes Domingo (www.taconline.net)