Compartir la vida de nuestros hijos en Internet puede tener consecuencias indeseadas

  • FUENTE: José Carlos Castillo – El Correo
Instagram, una de las plataformas sociales más utilizadas en todo el mundo (supera los 1.336 millones de usuarios), promueve una red de cuentas dedicada a la compraventa de contenido pedófilo. Así lo concluye la investigación llevada a cabo por The Wall Street Journal junto a las universidades de Stanford y Massachusetts Amherst.

La clave radica en el sistema de recomendaciones de Instagram, que analiza los contenidos visionados por cada usuario y le ofrece seguir a perfiles relacionados. De este modo, quien pase el día reproduciendo vídeos de gatos en la red social tendrá más posibilidades de conectar con otros usuarios amantes de los felinos, además de visualizar imágenes de estos animales entre la publicaciones sugeridas de su ‘feed’ (la hilera de publicaciones por la que deslizamos el dedo en la pantalla de nuestro teléfono).

Según publica WSJ, más del 90% de los perfiles consagrados a la venta de imágenes y vídeos pedófilos están conectados a través del mentado sistema de recomendaciones. Al analizar el listado de seguidores y seguidos de estas cuentas, además, se comprobó que la mayoría estaban copadas por material explícito protagonizado por niños, algo a priori impensable bajo las estrictas políticas de Meta (acostumbrada a censurar las imágenes de pezones femeninos).

Los investigadores también detectaron numerosas etiquetas (‘tags’) relacionadas con materiales ilícitos que los pedófilos suelen introducir en el campo de búsquedas para entablar contacto entre sí y acceder a los contenidos. Aunque Instagram desplegaba una pantalla de advertencia sobre la ilegalidad del contenido inherente a estas etiquetas, ofrecía la opción de ‘ver los resultados de todos modos’, algo que los responsables de la red social no tardaron en suprimir tras publicarse la investigación.

Además de condenar «toda explotación infantil», Meta ha recordado que sus equipos trabajan de forma constante en la supresión de materiales ilegales compartidos en Facebook, WhatsApp e Instagram. Esto les ha llevado a erradicar 27 redes pedófilas durante los últimos dos años y a eliminar miles de etiquetas relacionadas. Muchas de éstas fueron descubiertas con suma facilidad por el equipo de tres integrantes que conforma el Observatorio de Internet de Stanford, en parte responsable de la investigación, lo que según su líder -Alex Stamos- debería preocupar a la compañía de Mark Zuckerberg.

Los de Stamos también identificaron 128 cuentas dedicadas a la venta de material pedófilo en Twitter, si bien no hallaron evidencias de que la red social recomendase seguir a estos perfiles. La plataforma de Elon Musk intentó atajar el problema el pasado enero, cuando suspendió más de 400.000 cuentas relacionadas (un 112% más de lo reportado el pasado noviembre).

El fenómeno del ‘sharenting’

La mayor detección de fotos y vídeos consumidas por pedófilos en las redes sociales tiene que ver no sólo con el diseño de sus algoritmos: los padres cada vez dudan menos a la hora de subir imágenes de sus hijos a Internet, la mayoría de situaciones cotidianas que interpretan como inocentes, pero que pueden atraer a numerosos depredadores sexuales (un día en la playa, cambios de pañal, sesiones de aseo…).

Sobre este fenómeno, el ‘sharenting’ (fusión de las palabras inglesas ‘share’ -compartir- y ‘parenting’ -paternidad-), hablamos con María Lázaro, docente y autora del libro ‘Redes sociales y menores: Guía práctica’: «Poco a poco y de forma muchas veces involuntaria, se va creando una huella digital desde la más tierna infancia, mucho antes de que los hijos e hijas puedan decidir sobre ella, hayan comenzado a gestionarla o se hayan abierto una cuenta en cualquier red social. Esa huella digital, casi imposible de borrar, les acompañará en su adolescencia y en su vida adulta, pero no porque lo hayan elegido».

Expertos como Lázaro recomiendan así pensárnoslo dos veces antes de publicar material de nuestros hijos, ya que puede ser manipulado con fines pornográficos y llegar a viralizarse. Además, como padres, damos un mal ejemplo respecto al cuidado de nuestra identidad digital: los niños no verán problema alguno en exponer su vida en las redes sociales si nos hemos dedicado a mostrarlos indiscriminadamente conformen crecían.

Entre los contenidos que debemos evitar compartir a toda costa, además de aquellos en los que se reconozca al niño fácilmente, se encuentra todo lo que revele información personal: la foto de una tarta de cumpleaños evidencia su edad; otra con el flamante uniforme del colegio permite saber a qué centro acude diariamente… «Ante la duda, lo mejor es no compartir», sentencia Lázaro.

La Comisión Europea toma cartas en el asunto

Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, se reunirá el próximo 23 de julio con Zuckerberg para debatir las conclusiones de la investigación de WSJ.

«El código voluntario de Meta para la protección infantil parece no funcionar. Ahora, Mark Zuckerberg debe explicarse y actuar de inmediato», publicó el comisario a través de su perfil en Twitter.

El encuentro coincide con la inminente aprobación de la ley de servicios digitales de la Unión Europea, que obligará a los gigantes tecnológicos a suprimir cualquier material ilegal y a revelar el diseño de sus algoritmos, responsables de determinar qué contenidos se muestran a cada usuario en las distintas plataformas. La ley dicta sanciones de hasta un 6% de la facturación anual de cada compañía en casos de incumplimiento.