En 2008, el italiano Mateo Garrone estrenó Gomorra; un retablo de la violencia actual en el que viven las provincias de Napoles y Caserta. Basada en el libro de investigación del amenazado escritor y periodista Roberto Saviano, el film recibió todo tipo de reconocimientos (7 premios Donatello, 5 del Cine Europeo, el Gran Premio del Jurado en Cannes, además de nominaciones a los Oscar y a los Globos de Oro). 6 años después se estrenó la serie que desarrollaba ese universo. En total 4 temporadas terminadas recientemente, que se han convertido en uno de los fenómenos internacionales de la televisión de los últimos años.

Gomorra es la mafia con chandal, piel de leopardo y arpa dorada en la sala de estar. Los “capos” son miserables transformados en dioses y señores en un tiempo tan breve que es imposible asumir el cambio sin llevarse por delante toda coherencia y dignidad. La serie plasma esa decadencia en las localizaciones ricas y pobres, en sus vestuarios desaliñados y exuberantes, y en el vocabulario directo, primitivo y manipulador. Al igual que en la película, el casting de la serie está compuesto por actores italianos primerizos que ahora mismo son algunos de los más cotizados en el cine y la televisión que se hace en Europa. Cada uno ellos da vida a personajes extraordinarios y verdaderos, con un carisma extraño que hace que sus comportamientos perversos sean habitualmente imprevisibles y adictivos para el espectador.

El guion logra entrecruzar a varias decenas de personajes sin que la trama resulte confusa en ningún momento. En Gomorra hay muchas ideas universales que laten en medio de una atmósfera macarra que parecía poco apropiada para que la serie fuese sugerente. Los guionistas logran que cada uno tenga una filosofía de vida marcada por las pasiones más terminales y extremas (algunos críticos han llegado a citar a Shakespeare como referente; no me parece exagerado). En este sentido se agradece que los creadores no hayan querido ser excesivos a la hora de mostrar sexo y violencia, algo que resulta habitual en algunas series que quieren remarcar la visceralidad con momentos que bordean el porno y el gore.

La música del grupo italiano de post-rock Mokadelic rebosa personalidad y fascinación por los personajes. Consigue dar el cariz emotivo y la profundidad que necesitan los personajes en cada momento. Sin duda, Gomorra es una de las mejores series del siglo XXI.

Firma: Claudio Sánchez