Vincent (Patrick Bruel) ha quedado con su embarazada mujer Anna (Judith El Zein) a cenar en casa de su hermana Élisabeth (Valérie Benguigui) y su cuñado Pierre (Charles Berling). Con ellos estará también el mejor amigo de la familia, Claude (Guillaume de Tonquedec). Justo antes de empezar a cenar Vincent desvela que ya han pensado el nombre para su futuro hijo. El resultado de esa noticia generará el estupor e incluso el enfado de todos los comensales. Y será el comienzo de una velada tan desastrosa como inolvidable.

 

 

 

 

Director: Alexandre de La Patellière, Matthieu Delaporte

Intérpretes: Patrick Bruel, Valérie Benguigui, Charles Berling, Guillaume De Tonquedec, Judith El Zein, Françoise Fabian, Yaniss Lespert, Miren Pradier

Guión: Matthieu Delaporte

Duración: 109 min

Género: Comedia

Estreno DVD: 30/01/2013

Público: Jóvenes-adultos

Valoración: ***

Contenidos (de 0 a 6):

Humor: 5

Acción: 0

Amor: 3

Violencia: 0

Sexo: 1

Crítica:

Inspirada y divertida comedia francesa que ha obtenido merecidamente un gran éxito de taquilla y crítica en su país. El nombre está basada en la obra teatral homónima escrita por Matthieu Delaporte (quien también se ha encargado de trasladarla a guión cinematográfico) y Alexandre de La Patellière. Ambos se han ocupado de llevarla a la pantalla con espléndidos resultados, amparados en un maravilloso trabajo actoral.

El planteamiento recuerda sobremanera el de Un dios salvaje, ya que como en la película de Polanski y Reza, El nombre no rehúye su procedencia teatral –unos pocos personajes entre cuatro paredes, diálogos absorbentes– y lo que empieza siendo una jovial y serena reunión se convierte en una auténtica locura. Está muy logrado el tono realista, los diálogos rápidos, afilados, espontáneos, y el modo en que Delaporte y De La Patellière logran con enorme naturalidad que éstos vayan subiendo de tono sin resultar forzados, de modo que el espectador acaba encontrándose en medio de una tronchante trifulca de proporciones inauditas. Y es que la conversación deriva poco a poco en una marea incontrolable que empieza a zarandear a cada uno de presentes a base de sacar a relucir un entramado de incómodas verdades, traumas, secretos, rencores, etc, en donde ninguno de los personajes quedará impune.

Pero, bueno, esto no haría de El nombre más que una película correcta si no fuera porque ofrece algo que es imprescindible para el gran cine. El arte de no aburrir. Es seguro que el espectador no podrá reprimir la risa y aun la carcajada en muchos momentos. Puede que le cueste entrar al principio (quizá sus casi dos horas sean excesivas), pero llegará un momento en que no podrá sino despiporrarse de tan estrambótica situación. Por otra parte, es elogiable el tono elegante adoptado (sólo empañado por algunas fugaces imágenes), así como la total ausencia de maniqueísmo, de modo que los defectos de los personajes los hacen muy cercanos, entrañables, y engrandecen también sus pequeñas virtudes y en el fondo el enorme cariño que los une. Indudablemente hay un trabajo interpretativo de primer orden, en donde nadie del reparto cojea, desde el principal comensal Patrick Bruel hasta la veterana y más secundaria Françoise Fabian (la inolvidable protagonista de Mi noche con Maud). Todos tienen su momento de gloria y no lo desaprovechan.

 


Fuente: www.decine21.com